Hace más de cuatro años que Camila Flores se dejó llevar por la pasión al arte permitiéndole coser su propio negocio de cuadernos artesanales bordados a mano en diferentes tamaños y dibujos.
El emprendimiento bajo el nombre “Bona Dea” nació hace cuatro años casi por casualidad cuando en un invierno muy lluvioso de Villa la Angostura, Camila comenzó a bordar para pasar el tiempo y luego se le ocurrió ensamblarlo con la encuadernación que tanto le apasiona, ya que el dibujo y la redacción van de la mano con ella desde que era muy pequeña.
Primero los creaba para ella misma como un hobbie hasta que un día su amiga conoció sus cuadernos y le pidió que realice otros dos para regalar. Luego de un tiempo decidió jugársela con su propio emprendimiento y ponerlos a la venta.
“Me piden mucho con montañas, con lunas, mucho logo de emprendimiento. El mayor desafío fue uno que le hice a mi hija. Mide 30 x 50 cm con hojas de cartulinas. Tiene bordado, tapa, y contratapa”, explica la emprendedora a LA ANGOSTURA DIGITAL.
Camila realiza cuadernos artesanales cosidos a mano, de hojas lisas o rayadas y en diferentes tamaños. El trabajo de Bona Dea es 100% artesanal y personal, ya que crea cuadernillos personalizados según el cliente, pero además ofrece sus productos en stock que se tratan de diseños propios o que elige según sus gustos.
En cuanto el proceso de producción, comenta que es un proceso largo que le toma de 3 a 4 horas dependiendo del diseño del bordado, teniendo en cuenta el tiempo de secado y que además tiñe el lienzo con técnica batik, calca el dibujo y borda a mano con bastidor. Luego corta el cartón de 2 mm de papel misionero, dobla las hojas A4, los arma y cose los cuadernillos hasta ensamblar todo.
Todos sus productos pueden encontrarse desde su Instagram @bonadeavla donde mayormente plasma su arte ahí, despertando la creatividad en todos aquellos que quieran regalar algo distinto, o como agenda personal de un emprendimiento bordado a mano.
A su vez, sus modelos y diseños pueden encontrarlos en Euritmia, en la casa de antigüedades camino al puerto, y en el Viejo Gallinero, sobre la Avenida Arrayanes.
Además, la emprendedora habituó ferias de amigos y emprendedores locales en el último tiempo que no tienen lugar en el paseo. Estuvo dos años en el Paseo del Puerto, y fue a algunas ferias de Economía Social aunque sostiene que no tuvo mucho resultado: “Hay muchas ideas para que las ferias sigan creciendo como hacer un gran paseo en el centro, en una plaza al aire libre en verano, arreglar los Paseos, y agregar más puestos”, subrayó.
Por otro lado, expresa que desde que comenzó con su marca, “Bona Dea significa muchas cosas en diferentes ámbitos de mi vida. Es algo que me apasiona hacer, disfruto mucho, es un poco hobby. El hecho de hacer de lo que amas algo redituable económicamente, es un plus que genera más ganas de hacer”.
“Es un emprendimiento que puedo y hago en compañía de mi hija, quien estuvo conmigo desde el momento cero. Y el hecho de haber estado dos años en la Feria de Artesanos del Puerto fue hermoso. Realmente disfruté mucho esa época. Amo feriar. Hablar con la gente que se frena a admirar tu trabajo y que lo valora, es muy gratificante”, concluyó.