Vanina Nimis fue la primera angosturense en completar las tres etapas de El Cruce

“Siento que viví un sueño, pero despierta. Eso es lo más lindo que me está dejando esto” confiesa Vanina Nimis en una entrevista con LA ANGOSTURA DIGITAL.

 

Vanina fue la primera angosturense en terminar las tres etapas de El Cruce, carrera cuyo objetivo es cruzar los Andes, uniendo Argentina y Chile, en una distancia de más de 100 kilómetros divididos en 3 etapas.

La atleta de Villa La Angostura comenzó a correr este año y cada vez se le hizo más vicioso y se fue metiendo de a poco en este mundo: empezó a tener en cuenta entrenamientos, gimnasio, comida, horas de sueño.

“La primera carrera que corrí fue “Ojo”, y me la organicé yo solo digamos sin saber nada de nada. Preguntando, leyendo, modo kamikaze”, cuenta Vanina. Y no solo eso, sino que hasta hizo podio en la misma; se consagró en tercer lugar. En ese momento pensó “imagínate si me entrena alguien, me debería ir mucho mejor”.

Agrega que con el tiempo y la experiencia fue conociendo un montón de aspectos que le servían para mejorar: sobre las carreras, sobre los terrenos, sobre las distancias, sobre leer altimetría.

“Estaba con un profesor a distancia, que me daba la planificación del running”, dice, y agrega que esa palabra no le gusta mucho, que antes de ser running o corredora es persona. “Somos todos personas y después hacemos cosas”, agrega entre risas. Él le enseñó muchas cosas acerca de la alimentación, del correr en sí, de la parte psicológica y emocional también.

Ahora su entrenador es Diego Brezo. Expresa que “lo encontró” hace un par de meses en la localidad y que él le da la planificación del gimnasio personalizada y de acuerdo a la actividad que hacés. “Dejé de salir, de boludear un poco con mis amigos, fueron muchos cambios donde la gente que te apoya es clave en esos momentos, porque sabés que el que es amigo va a estar siempre, sea lo que sea que hagas”, relata Vanina. Pero a pesar de esos “sacrificios”, dice que el tiempito que tenía libre y más allá de lo cansada que se encontraba en ese momento, se lo dedicaba a sus seres más cercanos.

Vanina estuvo a punto de no correr El Cruce debido al cansancio acumulado y una molestia en su rodilla: “Si corro la carrera son tres días, mirá si me termino lastimando”, son algunas de las cosas que se le pasaban por la cabeza. Pero dejó de lado toda incertidumbre, confío en el trabajo que venía haciendo y tuvo en cuenta que esto es lo que más le gusta y disfruta: “Es más fácil darse de baja que intentarlo”, y a Vanina no le gustan las cosas fáciles; es por eso, que pesar de las dudas, no solo la corrió, sino que lo hizo en un tiempo excelente.

“El primer día me fue muy bien por suerte, desde ahí pude mantener un buen puesto de general y de categoría. El segundo día venía bien, me caí y me golpee con una caña en un tendón justo de la rodilla que me dolía. Estuve un tiempito paralizada para que pase el dolor, pero retomé aunque fue eterno porque era un falso llano, bosque adentro, pero la terminé”, cuenta un poco sobre lo que fueron los primeros dos días.

“El tercero era montaña, con dos días de carrera adentro, de dormir en carpa, pero estábamos todos en las mismas condiciones. Me ganó la emoción de seguir manteniendo el puesto, venía re bien pese a no saber nada, a ser novata, pese a correr con gente que está hace mucho tiempo y mantienen su persona en todas las carreras”. Dice que le quedaron recuerdos hermosos porque se encontró con gente que solo competía con ella misma y hacía todo de corazón, que eso es lo que más te llena y te contagia.

“Para mí terminar el Cruce fue vivir un sueño despierta. Pensar que casi no corro y de repente faltaba dos días, de repente uno, y de repente se terminó. Cuando comencé con la planificación faltaban meses, y de la nada terminó. Fue un sueño”, expresa emocionada Vanina.

“Corrí en mi casa, con mi gente, con mi familia y esos momentos son claves. Cuando te encontrás a alguien, sea conocido o no, que grita tu nombre y te dice –Vamos Vani-, es como vengo bien, no importa dónde o cómo estoy, te da un aliento difícil de explicar que te motiva a pensar a quién te vas a encontrar más adelante”.

“Cuando llegás al pueblo y ves y sentís todo el griterío es increíble. Tenés las emociones, el corazón, los latidos a flor de piel. Escuchás los parlantes, el griterío. Cuando llegué sentía que estaba ganando la carrera por la alegría y la emoción: terminar la carrera es ganarla. Con los abrazos, con el llanto, con la gente. Es muy difícil explicar todo lo que viví”.

Afirma que esto es un premio a todo el sacrificio y la disciplina que hay detrás. Expresa que todo lo que hizo tuvo su grata recompensa y que “la inflada de pecho es propia y me la gané yo”.

Confiesa cuando a uno le gusta algo se nota y lo contagia y que eso es lo que se lleva. “No hay que pensar en los peros, siempre van a haber peros, pero romper un poco eso y empezar a hacer lo que te llena es la mayor satisfacción. El hacer algo que te haga bien, feliz, que te den ganas de al otro día levantarte y tener ganas de volver a hacer lo mismo cambia tu vida”, culmina.

Vanina Nimis completó El Cruce con un tiempo de 11:18:18 horas. Terminó sexta en damas, 48 en la tabla general y cuarta en su categoría. Fue la mejor angosturense en el grupo 1. Y eso que empezó este año…

 

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