“…para mantener despierto y alerta el espíritu argentino, para eso y nada más que para eso, Dios ha colocado entre los peligros de la frontera las grandes bellezas de nuestra tierra.”
Exequiel Bustillo
En noviembre de 1956 se le solicita al guardaparque de Villa La Angostura, don Marcos Fernández desde las herméticas oficinas de Buenos Aires de la mano del Ing. Agrónomo Cándido Cordo que actuaba como Segundo Jefe de División de Bosques, la confección de las fichas personales de los pobladores del Perilago Nahuel Huapi y del paraje El Rincón, todos dependientes de la sección Rincón.
Hace un año, la tragedia social argentina se vestía de sangre nuevamente con la irrupción de la “Revolución Libertadora”. Las expectativas de los pobladores del Nahuel Huapi se veían frustradas una vez más con la aceleración del plan de expulsión de pobladores con permisos precarios de ocupación del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Parecía inocente la propuesta pero llegaba cada tanto a las puertas de las casas de las poblaciones la confección de censos de población y producción siendo su verdadero propósito: la búsqueda de grietas en las familias pobladoras que llevaran al éxodo de sus preciadas y trabajadas tierras.
Peleas familiares, acusación de cuatrerismo, pobreza y búsqueda de trabajo en las estancias de la región, excedencia de animales permitidos por el PPOP que terminaba funcionando como una ajustada soga en el cuello de los mayores.
Eran aquellos hombres y mujeres, mapuche, criollos, chilenos, alemanes, italianos, españoles que desde 1900 ya habitaban estas tierras y gracias a un esfuerzo descomunal lograron producir la utopía de la autogestión y solidaridad en la práctica diaria. Sus hijos recién empezaban a vislumbrar la persecución sistemática de la institución estatal. Muchos la sufrieron en silencio, otros se rebelaron.
De los 12 pobladores solicitados para la confección de las fichas personales en 1956, 7 sufrieron el desalojo definitivo y nunca más pudieron volver. El octavo, la familia Martin del Vinagre también fue desalojada en la década del 90 del siglo pasado pero el amor al terruño y las nuevas condiciones sociales en Villa La Angostura, pueblo de cabecera del Perilago Nahuel Huapi, permitieron que los Martin vuelvan en una reconquista histórica que aún está grabada en la memoria de los pobladores.
Resistieron contra viento y marea en las tormentosas aguas de Parques Nacionales: don Pedro Monsalve, don Lorenzo Martínez, don Pedro Cayun, don Anselmo Chabol y sus familias.
Fueron desalojados: don Mateo Cuicui, don Delberto Ríos, don Víctor Erasmo Pinuer, don Sabino Martínez, don Tomás Martínez, doña Carmen Chabol y don Alfonso Epuyao junto a sus respectivas y numerosas familias.
Una mezcla de malicia y brutalidad esconden estos hechos que marcaron cicatrices inolvidables en los ancianos y sus descendientes.
Hoy los álamos y los frutales más algún cerco pudriéndose con el paso del tiempo, nos recuerdan sus historias en Panguinal, el Macal, el Rincón, el Coluco y la Pampa Alojamiento.
¿Habrá justicia en el Nahuel Huapi alguna vez?
Lo que si habrá es Memoria y la inquietante pregunta: ¿Por qué lo hicieron?
En los próximos días iremos desengranando este informe que nos hablará de las nacionalidades, los nombres de permisionarios, esposa e hijos, de los medios de vida, del concepto emitido, de los animales autorizados y declarados, del lugar de residencia permanente, de los años de residencia en el Parque y en el lugar, de las mejoras existentes, de la ubicación de las mejoras, del propietario, de la superficie cultivadas de las plantaciones y de las observaciones finales de cada ficha personal confeccionada en las postrimerías de aquella triste Navidad de 1956.
Fuente Censo APN 1956 –
Producción e investigación : Archivos del Sur, subcomisión de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer