Sr. Director:
Hemos asistido todos, siendo protagonistas, a un evento histórico en nuestro país, donde por primera vez en la Argentina tendremos un Presidente y una Vicepresidente libertarios, abiertos al mundo libre, abrazando firmemente las ideas del orden y el mérito, en contraposición a las fórmulas socialistas que tanto daño han hecho, degradando a la sociedad e instituciones en los últimas décadas, dejando un tendal de millones de pobres, impulsados por la cultura de la barbarie que, exitosamente, supieron instalar quienes robaron dinero y dignidad a los argentinos.
El país pidió un cambio, y se hizo patente en una victoria categórica, descomunal, iluminando de libertad a más de veinte provincias, en un decisorio patriótico que no deja lugar a dudas el clamor de la mayoría de la gente solicitando a gritos por trabajo, estabilidad económica y seguridad.
Villa La Angostura no fue la excepción -tampoco el resto de la provincia neuquina-, arrasando Javier Milei con ayuda de Patricia Bullrich y su equipo; dando una oportunidad a la población patagónica de remediar lo malo que nos estaba pasando, y que todavía nos pasa cuando faltan poco más de dos semanas para asumir un nuevo gobierno nacional que dejará atrás la decadencia y desolación que nos dejaron sucesivas administraciones de ideologías de izquierdas, empobrecedoras moral y materialmente.
Victoria Villarruel, nadie mejor que ella para asumir tamaña responsabilidad de pujar por el anhelado empoderamiento de las fuerzas armadas y de seguridad, frente a tantos años de desmantelamiento sistemático, permisivo -entre otras desgracias- del avance narco y las usurpaciones indígenas en las tierras del sur.
El gobernador electo, Rolando Figueroa, entre especulaciones y mal asesorado en sus editadas filas del Movimiento Popular Neuquino, tuvo un error estratégico apoyando a último momento al perdidoso representante de la miseria, oportunamente avalado por la misma hotelera que lo tildara de narcotraficante; quien todavía aquel, a pesar de todas la cámaras de seguridad que alardeara colocar en el Tigre, no pudo sacar del Nordelta las lanchas narcos del Cartel de Sinaloa que navegan sin temor por las rías bonaerenses.
La propiedad privada es sagrada, y se la respeta; no habiendo margen a partir de ahora para nuevas aventuras de ancestralidad.
Se vienen cambios urgentes, y la Justicia provincial no podrá estar ajena a tanta prontitud, máxime la corrupción, la falta de ética y abuso de poder que enquista algunos engranajes del sistema; con jueces de dudosas probidades, fiscales denunciados de cometer delitos de acción pública y por armado de causas; funcionarios consumidores de estupefacientes; y alguna novel magistratura que, abusando de autoridad, ejerciera violencia institucional, aún impune por lo cometido.
Hay que reducir y hacer más eficiente el estado, y en este norte, el Poder judicial recibirá de forma paulatina -pero ya sin pausa- la impronta de los inevitables cambios que se vienen, siendo la participación ciudadana mediante sus herramientas de control de los actos de gobierno -que hay que fomentar-, una de las formas de elegir y evaluar continuamente el desempeño de sus funcionarios, siendo la denuncia un valioso instrumento para correr del cargo a quien no esté a la altura de los estándares de calidad esperados por una sociedad cansada de un servicio palmariamente deficitario que no persigue a los amigos del poder.
Celebro con inmensa alegría los vientos de libertad que empiezan a soplar en nuestra amada Patagonia argentina.-
Cristian Hugo Pettorosso
Abogado y Libertario