Mientras para los turistas extranjeros deja de ser tan tentador venir a la Argentina, por pasar de 360 a 800 el valor del dólar, para el turismo interno se suma una fuerte incertidumbre a quienes ahora dudan si salir o no de vacaciones en un panorama donde los precios de no dejan de subir y es muy difícil calcular un presupuesto final.
Frente a un cambio de época, el turismo parecía uno los sectores que menos iba a sufrir el ajuste. Sin embargo, hay diversas preguntas que se abren en un contexto de recesión, tipo de cambio alto y desregulaciones varias. Con un dólar oficial a 800 pesos y contando, un paralelo que en la actualidad cotiza a $970, pero no subió como otros precios, y un dólar turista en torno a los $1.300, el sector turístico no se encuentra en el mejor de los mundos.
En las medidas económicas, todavía no hay pautas específicas para este rubro que, por el momento, no tendría un nuevo impuesto como sí le tocará al sector agroexportador, entre otras ramas. Sin embargo, ya se anunció una fuerte desregulación para el sector de alquileres y habrá que ver cómo esto impacta en la ya casi perdida lucha entre los alquileres temporarios y los hoteles por períodos de acuerdo a la ley.
Ahora, las empresas se encuentran en un aprieto, ya que, por un lado, deben decirles a sus clientes que no pueden respetar el precio pactado y, por el otro, tendrán que absorber otros costos para no frenar la rueda en su totalidad. “Estoy muy preocupada porque no puedo respetar el precio dado y no sé cómo van a responder los turistas que no son argentinos y no tienen claro el desbarajuste que esto implica”, destacó la dueña de una agencia de turismo que prefirió no dar su nombre.
En este marco, el economista Jorge Day del Ieral de Fundación Mediterránea expresó que es probable que al achicarse la brecha entre el oficial y el blue, ya no sea tan conveniente viajar a la Argentina. Así, aunque se mantendrá una diferencia a favor, lo cierto es será menor a cómo venía hasta el momento, con un dólar a $ 360. Emilio Babillón, de la agencia Brastour, confirmó la idea: “Al achicarse la brecha, Argentina deja de estar tan barata y no se sabe hasta cuándo va a convenir venir“.
Hay que tener en cuenta el fuerte aumento en todos los precios de los que los turistas también acusarán recibo. Por el momento, los turistas todavía se manejan con dólar billete que es lo que les conviene. También cambian con los arbolitos o lo hacen a través de Western Union que tienen cotizaciones similares. El tema es que, con el aumento del oficial, los hoteles han tenido que reajustar tarifas y la mayoría ha hecho un esfuerzo para no ir tan alto y mantener cierta conveniencia en dólares.
Golpe también al turismo interno
Por lo menos, quienes viven afuera no estarán impactados por la recesión local. “Los que pensaban poner una parte del aguinaldo en alguna cuota de un paquete turístico, hoy se fueron al supermercado”, ejemplificó el dueño de Brastour. En este marco, el turismo nacional de sectores medios se verá altamente afectado en todo el país. A esto, Santiago Alsina, también miembro de la Asociación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos (Aehga), sumó que por la situación electoral la demanda local y la temporada de verano ya venía en pausa.
En el mercado interno, hay que tener en cuenta otro par de variables, además de la competencia de alquileres temporarios que podría crecer. Una es que no habrá incentivos como el PreViaje, un programa que de mucha utilidad para el sector luego de la pandemia y en diversos momentos de los años anteriores. Otra es la duda que aparece frente a la posible privatización de Aerolíneas Argentinas -que aumentó sus pasajes de cabotaje en más de 100 % esta semana- con relación a qué pasará con vuelos locales y directos entre las provincias que podrían dejar de existir.
Frente a un 2024 que se anticipa complicado también para el turismo, Santiago Alsina hizo hincapié en la necesidad de diseñar rápida y estratégicamente campañas para promocionar el destino. A sabiendas de que eso no solucionará toda la situación, sí podría ser un paliativo para atraer a los que puedan vacacionar. Con respecto al turismo internacional, habrá que ver cuánto se puede mantener el destino, más allá de los beneficios por tipo de cambio.