Pionera entre las cronistas viajeras y mujeres periodistas, Ada María Elflein vino en el verano de 1915 por invitación de Primo Capraro, quien hasta le construyó una habitación adicional en la estancia “La Bellunese”. Se fue “fascinada” con la belleza del lugar y publicó su artículo en el diario La Prensa. Villa la Angostura se fundó oficialmente recién 6 años después. Escribe Yayo de Mendieta.
Durante el verano de 1915 una famosa escritora y periodista de Buenos Aires, Ada María Elflein, visita la región y fue Primo Capraro quien se esforzó por lograr que tuviera una excelente estadía en el “Paraje Correntoso”, hoy más conocido como Villa la Angostura.
Capraro, convencido que tenía que tentar a las familias aristocráticas de Buenos Aires que debían conocer las bellezas de la Patagonia en lugar de ir a Europa durante dos o tres meses en los veranos, se esforzó a tal punto que construyó una habitación adicional en la estancia “La Bellunese”, histórica construcción que administraban los hermanos Domingo y Carlos Colletti, ubicada a poca distancia del Lago Espejo, donde incluso se llegó a sembrar trigo que hasta fue premiado en la Exposición Rural del Centenario que se realizó en Buenos Aires el 22 de mayo de 1810.
Esta joven profesional – tenía entonces 34 años – era reconocida por su simpatía. Sencilla pero culta y políglota, había leído a los clásicos en el idioma original, y en la Babel que era la zona en aquel entonces, habló con cada cual en su lengua. Poco después de su visita, publicó varias notas en el diario La Prensa de Buenos Aires donde dejó reflejado su asombro por la belleza del lugar.
Este ejemplo de hospitalidad que tuvo Capraro con la periodista deja claro, la importancia que le otorgaba a las relaciones públicas en todo momento, y especialmente con aquellos visitantes de importancia que llegaban a la región. Fue esta actitud que lo llevó a lograr excelentes contactos con personalidades de influencia en la centralizada y distante Buenos Aires.
Ada María Elflein nació el 22 de febrero de 1880 en Buenos Aires y fue la primera mujer en integrar la Academia Nacional de Periodismo. Educadora, narradora de leyendas nacionales y cronista de viajes, abrió el camino a muchas mujeres en una profesión hasta ese momento masculinizada.
Su presencia en la redacción de La Prensa fue un hito para la historia de las mujeres y los medios en la Argentina, que no estuvo exento de impacto. Para no incomodar, el diario le preparó un espacio propio para que trabajara sola.
Egresó como bachiller en el actual Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA). Sus padres eran inmigrantes alemanes que la alentaban a estudiar y escribir. Fue precisamente su madre, Elena Schwarz de Elflein, quien aprovechó sus contactos como institutriz de familias ricas porteñas para presentar los relatos de su hija en el diario La Prensa de la ciudad de Buenos Aires.
En esa época, La Prensa era un medio importante y moderno. En 1905, la llamaron para presentar sus títulos y, entre ellos, acercó un certificado de traductora escrito de puño y letra por Bartolomé Mitre, para quien había hecho traducciones del alemán.
En su corta vida, Elflein produjo una rica obra literaria que incluye Leyendas argentinas (1906); Del pasado (1910); Cuentos de la Argentina (1911); Tierra Santa (1912); Paisajes cordilleranos (1917) y La partida (1918). Cuentos como La cadenita de oro -el primero que publicó el diario La Prensa– o El mensajero de San Martín son parte de la memoria infantil de varias generaciones.
Tal vez su crónica más representativa sea Paisajes cordilleranos, sobre las impresiones de su viaje por los lagos andinos del Río Negro y Neuquén: “Las montañas, erguidas en amplio y solemne anfiteatro, aparecen salpicadas de manchas de nieve que recogen los rayos solares y los reflejan en haces deslumbradores”.
Falleció un viernes 25 de julio de 1919, a la temprana edad de 39 años.
Yayo de Mendieta
De su libro “Una aldea de Montaña” (2002)
Villa la Angostura