Ya recorrió 1800 kilómetros e hizo una parada en Neuquén capital para trabajar en el Supercross. Un fanático de los motores que lo deja todo por su pasión.
Después de una jornada de mucho pedaleo, Cristian Levín llegó por fin a Neuquén. Arribó quizás algo temprano para presenciar una fecha del Supercross de la ciudad, pero justo a tiempo para dejarse sorprender por los shows de Fito Páez y Ratones Paranoicos en la Fiesta de la Confluencia. Y aunque todos los ojos estaban puestos en las figuras del escenario principal, su propia historia de vida era digna de llevarse todas las miradas.
Cristian llegó a Neuquén este fin de semana largo, y tras recorrer más de 1800 kilómetros desde su La Rioja natal. “Salí el 17 de diciembre y voy despacio, frenando”, dijo sobre su travesía, que incluyó destinos como Córdoba, pueblos bonaerenses del centro y también de la costa atlántica, además de La Pampa y, ahora, Neuquén. En el viaje, aprovechó a pasar por el Supercross de Pinamar y también por Tandil.
“Me robaron ya dos veces la bicicleta, esta es la tercera que me compro”, dijo y agregó que, ante cada robo debe reponer no solamente el vehículo sino todos los equipamientos y artículos de camping que lleva en las alforjas. Por eso, juntó peso por peso para volver a ponerse en pie o, mejor dicho, sobre ruedas.
Hoy, Cristian se dedica a trabajar como banderillero profesional, una carrera que pocos eligen porque demanda mucho trabajo que no siempre es bien recompensado. Sin embargo, ante la falta de profesionales en el rubro, su perfil suele ser muy demandado, sobre todo porque se supo ganar el corazón de los organizadores de eventos a lo largo del país.
Tras su llegada a Neuquén, lo recibieron en el circuito de Motocross, de la barda neuquina donde va a desempeñarse como banderillero. Después de la competencia, saldrá otra vez de viaje, pero esta vez lo hará con destino a Villa La Angostura, donde estará presente en otra fecha de la competencia mundial.