Tras años esperando que se concrete el puente para que los vecinos de Cuyín Manzano puedan cruzar el río. Los vecinos se cansaron de las promesas inconclusas y decidieron poner manos a la obra. Es por eso que comenzaron a pedir donaciones de materiales para poder realizarlo ellos mismos.
Según contó Laura Cornelio, vecina del lugar, les preocupa que en poco tiempo comenzará el invierno y siguen sin la pasarela que es fundamental para cruzar a comprar, al médico o para los niños que tienen que asistir a diario a la escuela. Ante la desesperación decidieron construirlo por sus propios medios.
“Ya conseguimos que desde Bariloche nos donen el cable para la pasarela, ahora nos falta lo que es cemento, cal, para la base, porque tienen que ser bien fuerte. Cuando el río viene con mucha agua es peligroso porque suele traer piedras, ramas y el agua corre con mucha fuerza. Además, necesitamos madera para hacer el pisito”, explicó.
Para conseguir su objetivo abrieron una cuenta en Facebook llamada “Puente Cuyín Manzano”, canal por el que se los puede contactar en caso de poder hacer donaciones. “La verdad nos cansamos de esperar, se tiran la pelota unos a otros y no nos dan una respuesta seria, solo promesas que no se cumplen”, observó.
Pese a que, por el momento, el río todavía se encuentra bajo, en invierno crece y se vuelve imposible cruzarlo caminando y deben hacerlo a caballo, lo que no deja de ser un riesgo, tanto para los vecinos como los animales que son fundamentales en el lugar. “El año pasado tres chiquitos iban cruzando y tuvieron un accidente por la fuerza con la que venía el agua y como se mueven las piedras. Todos los días tienen que atravesarlo dos adolescentes que van al secundario a Villa Traful y un nene que va a primer grado”, contó.
En esa oportunidad, los adolescentes de Cuyín Manzano perdieron sus celulares, computadoras y útiles escolares cuando intentaban cruzar a caballo el río del mismo nombre de regreso a su casa. En un momento de la travesía, que deben realizar a diario, el caballo que montaban trastabilló y cayó al agua, provocado que los chicos cayeran al agua helada y fueron arrastrados por la corriente unos metros. Como consecuencia del incidente, los chicos perdieron sus teléfonos, computadoras y útiles.
“Vuelven a eso de las 20, en invierno a esa hora ya está oscuro, los esperamos en esta margen del río y alumbramos con linternas para que sigan el camino y vean donde estamos, por eso es tan importante para nosotros poder construir ese puente”, aseguró Laura.
Cabe recordar que, hace 30 años, una histórica crecida que se llevó el puente construido con madera y desde entonces, a pesar de varios proyectos, no se construyó otro.
La odisea de cruzar el río
Hace 30 años que los pobladores de Cuyín Manzano sufren una odisea cada vez que tienen que cruzar el río para llegar a Villa Traful, ya sea para ir a trabajar, estudiar o realizar cualquier otro tipo de actividad. En todo este tiempo reclamaron la instalación de un puente para poder cruzar.
Del otro lado, en Villa Traful, está la Escuela Primaria 111 y el CPEM 91 a la que concurren varios niños y adolescentes que viven en Cuyín Manzano, quienes todos los días deben cruzar el río.
Hace unos meses, los estudiantes y docentes de la escuela secundaria visibilizaron el reclamo por la construcción de una pasarela o puente a través de un video. La iniciativa surgió del plantel docente por las vivencias de sus estudiantes para poder asistir todos los días a clases.
“Desde la escuela pensamos la manera de poder colaborar para agilizar este justo reclamo y señalar que es muy riesgoso para los chicos como para sus padres tener que cruzar el río”, comentó en ese momento a Mariana Ferranti, asesora pedagógica del CPEM 91, que reside en Villa Traful desde 2007. “Se nota la necesidad que tienen los estudiantes de venir a la escuela y de compartir con sus pares, ya que si se quedan en sus casas estarían completamente aislados porque en sus casas no tienen señal de teléfono, ni internet”, expresó la docente.
Los chicos que asisten a la escuela salen de sus casas cerca de las 9 de la mañana y van caminando o a caballo hasta llegar al río. Una vez que lo atraviesan, una trafic los traslada unos dos kilómetros más hasta la escuela. Lo mismo para la vuelta.