Sr. Director:
Pude reconstruir sólo retazos. Fueron muchos los silencios, los secretos familiares, el no querer recordar el horror.
Supe que mi mamá nació en Salónica en una iglesia subterránea que Grecia ofreció de refugio a los armenios. Quedó al cuidado de su abuela mientras su padre, mi abuelo, viajó a lo que ellos llamaban América trabajando en una fábrica de calzado para juntar dinero y pagar el viaje de ellas. Fue así que pudo hacer que se unan con él en Buenos Aires viajando en la bodega de un barco.
¿Era un mandato no hablar del pasado ni hacer muchas preguntas?
Supe que esa abuela era una mujer muy dura que impedía el llanto y seguramente por eso mi mamá no intentó saber el destino de su propia madre y sólo muchos años pasaron para saber la verdad.
Tampoco comprendía ni se lo había interrogado por qué su abuela la llevaba los domingos de chica al cementerio, a dejar una flor en la tumba más abandonada.
Los genocidios impiden honrar a los muertos, y esto lo sabemos muy bien los argentinos.
El tabú de ciertos temas nos afectó a todos.
No era fácil charlar con mi abuelo cuando me quedaba con él los domingos y le pedía que me cuente de su pueblo, de su vida de juventud, y revivía el horror de permanecer encerrado en el doble fondo de una alacena para que no lo maten. La conversación se interrumpía tomando un matecito.
El genocidio deja huellas, y nosotros los hijos de los sobrevivientes lo sabemos y lo sentimos.
Tal vez sea por eso que nos hermanamos con los pueblos originarios, con el pueblo judío y con los familiares de los desaparecidos.
Hoy 24 de Abril a 109 años de la Gran Masacre que dio en llamarse el Primer Genocidio, al que no le cabe el negacionismo, considerado un delito de lesa humanidad: Decimos y repetimos que fueron 1.500.000 armenios arrestados, deportados al desierto para morir de inanición, que violaron a las mujeres y mataron a los niños.
Hoy repetimos que son 30.000 detenidos desaparecidos.
Es imperioso considerar en estos tiempos convulsionados que contamos con una Ley, en Conmemoración del Genocidio Armenio, que declaró el 24 de Abril como el “Día de la Acción por la Tolerancia y el Respeto de los Pueblos.”
(No son inocentes las mayúsculas en Acción, Tolerancia, Respeto y Pueblos.)
Alicia Arakelian
Villa la Angostura