Un 15 de mayo de 1932 un grupo de pobladores se reunían para inaugurar la Oficina Radiotelegráfica del paraje “Correntoso”, luego el festejo terminaría con un asado popular. Un poco de historia. Escribe Yayo de Mendieta.
Corrían los primeros días de mes de febrero de 1932, la situación económica estaba en su peor punto. La crisis desatada por la estrepitosa caída de la Bolsa en New York, aquel jueves negro del 29 de octubre de 1929 arrastró a casi todas las economías del mundo, y Argentina no estuvo al margen de esta situación internacional.
Exequiel Bustillo había comprado el año anterior dos lotes pastoriles, identificados como números XII y XIII, pero su establecimiento estaba a casi cuatro horas en bote de Bariloche, lo que ante cualquier urgencia, debía contarse con el día entero, con los inconvenientes y los riegos que se corrían ante una situación inesperada.
Decidió entonces, tramitar la instalación de un radio-telégrafo en su propiedad. Se dirigió a San Carlos de Bariloche y solicitó una audiencia con el Director de la oficina local de Correos y Telégrafos, el Dr. Carlos Risso Domínguez.
La suerte estaba de su lado, pues el funcionario había mantenido una antigua relación durante años con su padre, fallecido un año antes, e inclusive había despedido sus restos tomado la palabra en nombre de la Justicia Militar. Fue en ese momento que Exequiel Bustillo le solicitó la instalación del servicio en su propiedad.
Oficina radiotelegráfica del paraje Correntoso
El funcionario le propuso, en cambio, instalar una oficina radiotelegráfica en el paraje “Correntoso”, sitio donde los pobladores habían mostrado interés en poder contar con ese servicio. Se instalaría una oficina con una torre en combinación con otra de mayor potencia en la localidad de Bariloche.
El tendido por hilo, era descartado, pues a través del bosque el mantenimiento sería casi imposible, lo que lo transformaría en un servicio deficiente. La única opción viable, era la instalación de las dos oficinas. “Los gastos de mantenimiento correrán por cuenta de la repartición, pero los de instalación, deberán correr por cuenta de ustedes, pues no tenemos una partida en el presupuesto para esa obra” le aclaró el Dr. Carlos Risso Domínguez. “De acuerdo“, le contestó Bustillo.
“Entonces, le preparo un presupuesto, y en unos días lo puede pasar a buscar, para ver si le conviene la oferta”. Una semana después, le daba el presupuesto por escrito, que ascendía a un poco más de seis mil pesos de la época. Por aquellos días Bustillo se hospedaba en el Hotel Correntoso o en el hospedaje del escocés Ernesto Jewell de Puerto Manzano, al no tener comodidad en su nueva propiedad que se encontraba en construcción.
Foto: La Oficina Radiotelegráfica – construida por Primo Capraro- lista para el acto de inauguración. Se demoró solo 90 días en terminarse.
En el hotel Correntoso se lo comentó a Primo Capraro, quien se sumó a la propuesta en forma efusiva, y decidió colaborar con el equivalente a tres mil pesos, aportando la mano de obra para la construcción de la oficina. Bustillo y Ketrihue (la estancia propiedad las familias Lynch y de Uribelarrea) contribuyeron con el 50 % restante.
Exequiel Bustillo entonces, le confirmó la obra al Director de la oficina de Bariloche de Correos y Telégrafos de la Nación. Fiel a su estilo práctico, Primo Capraro, se puso de inmediato a construir la oficina. Es de hacer notar el gesto de este inmigrante italiano quien adhirió a la propuesta, pero que estaba pasando por aquellos días por una aguda crisis financiera, ante la falta de pago del Estado Nacional por sus trabajos como principal contratista para el Ferrocarril.
Todo su emporio trastabillaba, pues la deuda (unos $ 80.000 m/n) era inmanejable y las promesas de pago, se repetían una y otra vez, sin llegar nunca a concretarse. Sólo diez meses después, esta situación lo llevaría al suicidio. Exequiel Bustillo al realizarse la obra, podría extender una línea entre la estación y su estanzuela Cumelén para conectarse al servicio, una vez habilitado éste.
Firma de un Acta compromiso
El primer paso en firme sucedió el martes 19 de enero cuando las partes firmaron un Acta de Compromiso donde se destacaba “el Ministro de Guerra general Agustín P. Justo en su informe al Poder Ejecutivo obtuvo la tantas veces auspiciada línea telegráfica Bariloche-Puerto Blest, y asentó la necesidad de dotar al paraje denominado Correntoso con una línea telegráfica inalámbrica”.
El documento aclaraba “Conste que la creación de esta oficina está sujeta a las siguientes condiciones: los aparatos como la casa y su instalación serán costeados por los vecinos del lugar beneficiado. El objeto de esta reunión es ubicar el punto más adecuado para la construcción del edificio que el industrial don Primo Capraro construirá de inmediato y cuyo plano será firmado por los presentes y que se archivará con la presente acta.”
Pese a la crítica situación general la obra proyectada en el paraje “Correntoso” se transformó en una realidad en sólo noventa días.
Aquella mañana de domingo
Fue así como aquel domingo 15 de mayo de 1932 y siendo las 11 de la mañana, un numeroso grupo de vecinos y con la presencia de los alumnos de la Escuela 104, se realizó un sencillo acto que inauguraba el edificio de la oficina radiotelegráfica “Correntoso”.
Foto: Emilio Frey lee el discurso de inauguración de la Estación Radiotelegráfica junto a los chicos de la Escuela 104 y Primo Capraro, segundo de la izquierda, 15 de Mayo de1932
Este acto es considerado al acto fundacional de la localidad, sin embargo el nombre Villa la Angostura fue impuesto por Exequiel Bustillo recién cuatro años después cuando él se encargó junto a su hermano el arquitecto Alejandro Bustillo de diseñar las calles, llevar el agua corriente y la primera usina, además de construir los muelles, el puente del Correntoso y el primer Código de Construcción para un crecimiento ordenado y respetando el entorno natural. Pero eso, forma parte de otra historia
Yayo de Mendieta
Villa la Angostura