Rubén Moreno trabajó desde 1988 en el servicio postal nacional. Más de 35 años fueron en la villa turística y a poco más de un año de jubilarse, tuvo que aceptar el retiro que llegó como una de las tantas desvinculaciones de la empresa.
La decisión de reducir el personal del Correo Argentino, una de las empresas públicas nacionales que están a la espera de una posible privatización, sujeta a la aprobación de la Ley Base, sigue haciéndose efectiva en los distintos distritos del país. En la localidad de Villa Traful, en Neuquén, el único empleado que tenía, fue desvinculado esta semana.
«Me jubilaron, fue mi último día», dijo Rubén Moreno a Diario RÍO NEGRO confirmando la decisión de la empresa de ofrecerle una jubilación anticipada. «Es una forma de despedirme», define la acción de la empresa.
Rubén es conocido por todos los vecinos, comenzó a trabajar en Neuquén, después en Los Menucos y desde hace 36 años recorría las hermosas calles de Traful, conectando a los vecinos desde tiempos previos al internet e incluso el teléfono.
«Llegué en el 88, no había telefonía y el servicio de correo era importante», recuerda con nostalgia el hombre que gracias a su empleo pudo hacer su familia, criar tres hijos y salir adelante en uno de los paraísos turísticos del país que aún mantiene la hostilidad de la Patagonia.
A Rubén le faltaba poco más de un año para jubilarse, cumpliendo los requisitos de años de actividad y edad. Sin embargo, la política de reducción que ya hizo efectiva la desvinculación de 2800 empleados del Correo Argentino, lo afectó directamente. «Yo a esto lo veo como un despido, porque me dieron a elegir la jubilación anticipada o terminar mis años laborales en Villa La Angostura, algo que me es imposible», detalló.
Con el paso de las horas, el hombre de 63 años asume la idea de que ya no hará lo que hace más de tres décadas hacía. «Ahora estoy tranquilo» confiesa y reconoce que lo más duro «fue el modo en el que me lo comunicaron».
La actividad del servicio de correspondencia nacional era limitada en el último tiempo y solo Rubén trabajaba en la oficina postal. El hombre explicó que hay trámites como jubilaciones que siguen precisando del Correo Argentino y que en el pueblo son al menos unas 8. «A esas jubilaciones les tendrán que asegurar el servicio», explicó.
Con el resarcimiento que recibirá, buscará seguir trabajando y adelantó que más allá del duro golpe recibido a poco del retiro, sigue con muchas ganas de emprender y que «ya está pensando en cómo seguirá su vida laboral».
El miércoles, pobladores e incluso la intendenta realizaron un abrazo simbólico en la oficina del correo oponiéndose a la exclusión del trabajador.
Rubén se despide del correo, pero en sus años de servicio cosechó una relación cercana con los vecinos, un vínculo que no conoce de retiros y está lejos de jubilarse.
Fuente: Río Negro.