Así lo resolvió el juez civil de primera instancia que admitió parcialmente la demanda presentada por los padres contra los profesionales que atendieron a Chiara Martínez que murió el 25 de septiembre de 2013, en el hospital local cuando tenía 13 años. La indemnización supera los 17 millones de pesos. El fallo no está firme porque se puede apelar.
El juez de primera instancia en lo Civil, Comercial, Laboral y de Minería de Villa la Angostura, Francisco Astoul Bonorino, admitió parcialmente la demanda que presentaron Tamara Martínez y Gastón Eduardo Galván, los padres de Chiara, contra médicos y médicas del hospital local y la Provincia de Neuquén por la muerte de la niña de 13 años como consecuencia de su obra negligente o por su impericia.
Sin embargo, el juez solo condenó en forma solidaria a la médica Silvina Foster Moreno y a la Provincia de Neuquén a pagarle 8.851.002 pesos con 63 centavos a la madre de la niña y 8.818.530 pesos, con 25 centavos al padre, a modo de reparación por los daños y perjuicios causados por la muerte de su hija. La indemnización en conjunto asciende a 17.669.532 pesos, con 90 centavos y se deben sumar los intereses. De todos modos, es una sentencia que no está firme porque Foster y la Provincia la pueden apelar.
El juez civil rechazó la demanda contra los médicos Hugo Panessi, Chanphakone Phommahaxay y Ramón Edgardo Ruíz, porque concluyó que, a partir de la evidencia recolectada no tuvieron responsabilidad en el desenlace fatal de la niña.
Los padres de Chiara presentaron la demanda civil el 28 de septiembre de 2015. En ese momento, reclamaron 4.000.000 de pesos o en más o menos lo que surja de las pruebas a rendirse en el expediente, con más intereses y costas.
La muerte de la niña
En la demanda civil relataron que el 24 de septiembre de 2013 su hija Chiara (de 13 años en ese momento) “se levantó descompuesta, con diarrea, dolor abdominal y fiebre”. “La llevaron al Hospital de Villa la Angostura, llegando al sector de Urgencias aproximadamente a las 16:30 siendo atendidos por la médica generalista Chanphakone Phommahaxay, quien la examinó a Chiara, le tomó muestra de sangre, realizó una interconsulta con otros médicos del Hospital, entre los que se encontraban Panessi, Ruíz y la doctora Petrof, y le ordenó un análisis de sangre y la aplicación de suero por sonda”.
“Luego de estar acostada en la camilla de urgencias con suero, Ruíz (cirujano general) les informó que el cuadro de Chiara era compatible con una gastroenteritis, les ordenó una dieta de alimentos y bebidas, y los envió a su casa luego de haber pasado más de cuatro horas en urgencias!”, señalaron en la demanda.
Cuando llegaron a su casa observaron que Chiara seguía quejándose y al descomponerse llamaron a urgencias del Hospital y solicitaron una ambulancia para trasladarla sin dilaciones al hospital.
Cuando llegaron fueron asistidos por la médica Foster, a quien le entregaron el análisis de sangre que le habían hecho y, al comentarle que su hija estaba peor, la médica ingresó a Chiara a urgencias, le asignó un box, la acostó en una camilla y le prescribió la administración de suero con Reliveran, Novalgina y Dipirona. Cerca de la medianoche le dieron el alta a Chiara y la enviaron a su casa, con la indicación de darle sales.
Los padres contaron que el 25 de septiembre de 2013, Chiara se levantó muy débil y a eso de las 15 levantó fiebre muy alta, con picos de 40 grados. Inmediatamente la llevaron al hospital en un remis dada la urgencia, y cuando llegaron tuvieron que pedir una silla de ruedas porque Chiara ya no podía ni caminar.
“Cuando llegaron al sector de urgencias tardaron en atenderlos, y ante la desesperación que Chiara comenzó a ponerse de color azul, comenzaron a golpear la puerta y la Doctora Phommahaxay atendió nuevamente a su hija, y les dijo “esto no es una gastroenteritis paso a ser una peritonitis”, y la ingresó de urgencia donde fue examinada por varios médicos, sin llegar a determinar qué tenía Chiara.
Relataron que la condición de su hija se tornó muy grave y decidieron operarla de urgencia, ingresando a las 20:30 al quirófano. En la intervención, Chiara entró en paro y la pudieron reanimar pero tuvo un segundo paro que le produjo la muerte, la noche del 25 de septiembre de 2013. Tenía 13 años.
Los padres sostuvieron en la demanda que lo que en un principio “era solo una simple gastroenteritis, derivó como consecuencia directa de las prácticas de los profesionales en un shock séptico (infección generalizada) y así en la muerte de Chiara”.
Sostuvieron que de los hechos relatados surge claramente que “por culpa (negligencia, impericia o imprudencia) Chiara no recibió el tratamiento debido y le ocasionó la muerte”. Por eso, reclamaron daño emergente, pérdida de chance, daño moral y daño psicológico/psiquiátrico. Fundaron la responsabilidad de los profesionales y de la Provincia del Neuquén, dada la responsabilidad del Hospital Público de Villa la Angostura “Dr. Oscar Arraiz”.
Los médicos contestaron la demanda y plantearon, por intermedio de sus abogados, la prescripción de la acción porque advirtieron que a los padres se les había vencido el plazo para interponer la demanda.
El informe pericial
El juez desestimó ese argumento. Para fundar la sentencia, que tiene 93 páginas, Astoul Bonorino valoró el informe pericial realizado por el doctor Javier Eduardo Martínez para definir si hubo mala praxis. Ese informe fue impugnado por las defensas, pero el médico contestó cada una de las impugnaciones y el juez lo destacó.
El medico advirtió que no se encontraba descripto en la Historia Clínica de la paciente las características de la diarrea, cuestión que es fundamental indagar para una gastroenteritis aguda como la diagnosticada en Chiara, según la Sociedad Argentina de Pediatría. Indicó que no se encontraba descripto en la Historia Clínica “las características socio-ambientales del enfermo cuestión que es fundamental indagar para una gastroenteritis aguda como la diagnosticada en Chiara, según la Sociedad Argentina de Pediatría.
El médico destacó que Chiara no presentaba antecedentes de enfermedades de base. Pero destacó que en el informe de la autopsia se informó sobre un “bazo notablemente aumentado de tamaño”, lo cual “es concordante con una infección severa pero también compatible con enfermedades hematológicas como por ejemplo leucemias que pueden producir en el paciente un estado de inmunosupresión haciéndolo más sensible a infecciones”.
Tampoco figura en el informe anatomopatológico el resultado histológico sobre el bazo y que “se debe interrogar sobre la Enfermedad actual forma de comienzo, tiempo de evolución, presencia de fiebre, vómitos, tipo, número y volumen de las deposiciones, tratamientos instituidos (medicación sintomática, antibióticos, ácido acetilsalicílico, tóxicos como infusiones caseras), calidad y cantidad de líquidos aportados”, no encontrándose asentado en la primer consulta el tipo, número y volumen de las disposiciones, si en la segunda”.
El médico indicó en cuanto a identificar si la paciente presentaba signos tempranos de shock en la primera consulta no es posible según la historia clínica agregada en autos dado que no se encuentran expresados los valores de frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria ni parámetros de circulación periférica.
En cuanto a identificar si la niña “presentaba signos tempranos de shock en la segunda consulta (24 de septiembre de 2013 a las 20:50) tenemos que la paciente se encontraba taquicárdica (133 lat x min), con una presión de pulso disminuida (30 para un normal de 50) y no se encuentran expresados los valores de frecuencia respiratoria ni de vasoconstricción periférica”.
La segunda consulta
“Por lo tanto considero que la paciente pudo haberse encontrado en estado de shock temprano la segunda consulta y debió ser internada para mayores controles”, sostuvo el médico que hizo el informe pericial quien consideró que “comprobado está que en la tercera consulta la paciente se encontraba en shock”.
El médico concluyó que la paciente “pudo haber estado con signos de shock tempranos en la segunda consulta necesitando una internación y una respuesta inmediata para evitar el progreso al “deterioro funcional de diferentes órganos y sistemas y conducir al fracaso multiorgánico”, como posteriormente sucedió.
En el informe pericial sostuvo que la paciente “reunía algunos criterios para catalogarla como un cuadro de sepsis en la segunda consulta (…) por lo tanto debería ser internada para continuar con los estudios o implementar tratamiento”.
De todos modos, aclaró también que “la internación o su derivación a un centro de mayor complejidad, en la segunda consulta, no hubiera asegurado un desenlace distinto debido a la gravedad de la infección sufrida sirviendo como ejemplo el desenlace de los cuadros similares ocurridos en CABA”.
La decisión
El juez sostuvo que “atento a que de ninguna prueba surge la intervención del Doctor Panessi en la atención médica de Chiara, es que el mismo no tiene responsabilidad alguna en el hecho ocurrido”.
Respecto a la doctora Phommahaxay concluyó que “sin perjuicio de lo alegado por la parte actora, de lo que surge del informe de parte realizado para la causa penal, y de lo ut supra mencionado respecto a la Historia Clínica, el obrar de la Dra Phommahaxay en la primera consulta fue lo esperado dentro de la responsabilidad profesional de un médico por los síntomas descriptos y evaluados, y en la tercer consulta ya nada se podía hacer por el estado general de Chiara, por lo que no tiene responsabilidad alguna en el hecho ocurrido”.
Pero con relación a la Doctora Foster Moreno, tuvo otro criterio; “máxime cuando ni siquiera en su contestación de demanda dio su versión de los hechos, sino que solamente se dedicó a fundar genéricamente la falta de responsabilidad de los médicos, no de su actuación en el caso” de este expediente.
“Consecuentemente, por todo lo anteriormente expuesto y conforme surge de la pericia médica, quedó probado que la Dra. Foster Moreno actuó con un comportamiento defectuoso de su parte, por lo cual, tendré por probada la responsabilidad de la misma en cuanto a la culpa por negligencia al atender a la joven Chiara”.
