La idea nació de Margarita Moure, ex intendente de nuestra localidad, y se consolidó gracias dos notables mujeres supieron darle el verdadero impulso a este acontecimiento: Elizabeth Zawgg de Bolliger y Enriqueta “Beba” Cueto de Quintana. La primera fiesta fue en 1991.
A partir del año 1973 hay documentos que demuestran la preocupación del Municipio en mejorar el aspecto estético de la localidad, para dar una imagen de orden, aseo y buen mantenimiento de las propiedades; para lo cual se enuncian pautas mínimas que los vecinos debían cumplir para contribuir en el mejoramiento del pueblo. En esa época ya se consideraba al Turismo como la principal industria de Villa La Angostura.
También se implementó el uso oficial de un sello que se utilizaba como membrete en las notas y sobres emitidos, con la leyenda “El aspecto de su casa, es su aporte al Turismo”, la idea era concientizar a la población a través del mencionado eslogan.
Nace la Fiesta de los Jardines
La idea surge de la mano de la señora Margarita Moure, ex intendenta de nuestra localidad, en el período que se extiende desde, 05/01/87 hasta el 10/12/91 y la señorita Arlette Neyens.
Pero dos notables mujeres supieron darle el verdadero impulso a este acontecimiento; Elizabeth Zawgg de Bolliger y Enriqueta Cueto de Quintana (Beba), alentaron el espíritu de la fiesta, con el firme objetivo de mejorar el maravilloso paisaje con el que ya contamos. Ambas pensaron que a través del esfuerzo, el trabajo y la voluntad, el sueño que compartían era posible.
La propuesta de Elizabeth Zawgg
“Una casita por humilde que sea , bien arreglada, con su huerta y un jardín florido, cambiará la mirada del turista que nos visita”. Éstas fueron las palabras que pronunciara Elizabeth, que fueron acompañadas de acciones concretas, trabajó con vigor y constancia, invitando a la comunidad a sumarse a esta propuesta.
“De que forma podemos lograrlo?, embelleciendo al máximo el frente y el entorno que da a la calle, incluyendo prolijidad, limpieza, buen gusto, detalles. Muchas cordialidad al turista, de él depende nuestro bienestar. Desde ya agradecida por su apoyo. Sólo soy una habitante más de este lugar, pero deseo lo mejor para todos”, escribía Elizabeth Zawgg.
Foto: El intendente Ricardo Alonso invitó a Elizabeth Zawgg a inaugurar una de las ediciones de la Fiesta de los Jardines.
Aquella primera Fiesta de los Jardines
Los festejos tuvieron inicio el año 1991; pero se oficializan en el año 1993 organizando como elemento motivador de la fiesta, el colorido Concurso de Jardines. Esta iniciativa reunió a mujeres como Elizabeth Bolliger, Enriqueta Cueto de Quintana, María Petti Oxenford, Beatriz Rodríguez, Liliana Detry y otros colaboradores, que cumplieron la ardua tarea de recorrer los barrios, trabajo que demanda aproximadamente tres meses y comienza a realizarse fines de noviembre generalmente; y pasaron a conformar la Comisión evaluadora de los Jardines, de las residencias, comercios e instituciones de nuestra localidad.
Este suceso local, convoca a personas entendidas en el manejo de los jardines, que posean sentido de la estética, criterios de diseño, conservación y conocimientos de la flora y materiales autóctonos locales.
Por otra parte se conforma el Panel del Jurado que dará a conocer a los ganadores de el mejor jardín de acuerdo a las categorías: residencias familiares por barrio; Comercial e Institucional, y las Carrozas.
La tradicional celebración ha cobrado una importante repercusión popular, ya que toda la comunidad espera ansiosamente el evento y participa de un nutrido despliegue de actividades culturales. El epicentro del espectáculo transcurre en la Plaza de los Pioneros, en torno al escenario mayor montado en este espacio público, el cual todos los años nos sorprende con decoraciones diferentes y a lo largo de cuatro intensas jornadas de festejos. La Programación comienza un día jueves y culmina el día domingo. Desde el año 2000, la fiesta extendió su duración de tres a cuatro días. El esquema protocolar en sus distintas ediciones es superado año a año en creatividad, diseños, ornamentación y la calidad de las propuestas.
Elizabeth Zawgg de Bolliger
Se convirtió en una leyenda , ya que fue una entusiasta y precursora de la Fiesta de los Jardines.
Delgada, de ojos claros y pelo canoso, sus rasgos dan muestra de años vividos, esta mujer nacida en Suiza llegó a la Argentina hace muchos años desembarcó en Misiones, luego vivió algunos años en el Alto Valle, residió en Villa La Angostura desde el año 1989 hasta el año 2002.
En la actualidad reside en San Carlos de Bariloche.
Enriqueta “Beba” Cueto de Quintana
Nació el 17 de Febrero de 1918 en Ramos Mejía, Pcia. de Bs. As; tuvo 5 hermanos, tres varones y dos mujeres. A los 18 años se traslada a París, vuelve a la Argentina y se casa a los 22 años con Bruno Quintana, su matrimonio duró 64 años, de esa unión nacieron dos hijos, Mónica y Bruno que le dieron seis nietos.
Llegaron a Villa La Angostura en el año ’72 y construyeron su casa en el Barrio Las Piedritas, tenían un vecino llamado Martínez y su esposa Tita, quienes vivían en una casa precaria; con ellos compartieron la línea de agua que instaló la Familia Quintana en su lote.
Según cuenta su hija Mónica; Beba era una mujer que había recibido una formación europea, dominaba cinco idiomas, tocaba el piano y cantaba; había formado parte de un coro. Su carácter alegre y el cálido trato con la gente fue una constante en su forma de vida; sus buenos sentimientos , encausaron su buen accionar a una entrega permanente con fines solidarios y comunitarios. Su hogar fue un imán para muchos jóvenes y amigos que la visitaban a diario.
Sentía una gran admiración por el trabajo de los docentes rurales a los que acompañó en su tarea; su labor en la Provincia de Neuquén la extendió a los pueblitos mas alejados. Sentía pasión por los niños, se preocupó por la enseñanza y las necesidades que pudieran padecer. Estableció contacto con editoriales e instituciones que le brindaban aportes beneficiosos consistentes en materiales para luego hacerlos llegar a estas humildes escuelas que estaban desprovistas de todo; ropa, calzado, útiles; la mayor cantidad de cosas que podía reunir eran enviadas a estos establecimientos.
Formó parte de la Asociación de Lucha contra el Hambre; a través de un programa que brindaba esta institución, estableció nexo con la Asociación de Escuelas Rurales Argentinas, y tuvo la oportunidad de conseguir semillas y herramientas para destinarlas a estas instituciones, con el fin de hacer huertas. Esta acción le valió como reconocimiento, por la cual se la nominó la mujer del año por la labor y compromiso que desempeñó con amor y dedicación.
Hace mas de cuarenta años que Beba y Bruno formaban parte de la familia veraniega de Villa La angostura. Interesados en el quehacer cultural y social de la localidad, se transformaron en activos colaboradores de las ciencias del espíritu.
Su temperamento rebosante de alegría y dinamismo incansable la llevó a dedicarse a otras tareas que volcó en la comunidad, Mónica, nos cuenta que vivían en Buenos Aires, en la Capital Federal, y que llegaban a la Villa en el mes de octubre aproximadamente, donde solían pasar las fiestas y los veranos; los curas Oreste y Ángelo le pedían que preparara los villancicos para cantar en la iglesia durante la Noche Buena.
Fue una ferviente impulsora de la Fiesta de los Jardines, recorría los barrios, junto a otras mujeres, tenía un contacto personal con los propietarios, intercambiando consejos, sugerencias y transmitiendo experiencias personales. Su flor y fragancia preferidas eran la rosa. Actualmente su jardín está rodeado de gran cantidad de rosales que hoy cuida Mónica, quien recibió este gran legado de su madre: la sensibilidad y el amor que sentía por las flores.
La fortaleza de su espíritu la mantuvo activa hasta último momento; pero aún la debilidad física no le impidió escribir la última carta a una maestra rural, en la que se disculpaba por el cansancio que sentía últimamente, que no le permitía hacer muchas cosas que tenía pendientes. Mas tarde esta carta llegaría a destino enviada por su hija, porque ella ya no estaría entre nosotros.
Marcela Marangot – Museóloga