La denuncia da nombres de personas involucradas y explica que se “hacen los viajes sin pasajeros; saliendo de la parada “vacío” con destino al lugar de solicitud, a donde se arriba también “vacío”.
Un conocido vecino, con el patrocinio del abogado Cristian Pettorosso, presentó una denuncia por la existencia de “narcotaxis” en Villa la Angostura.
En la misma denuncia se explica que “tenemos en la localidad aproximadamente un padrón de más de 70 taxistas operando regularmente, contados entre propietarios de vehículos con licencias habilitadas (cantidad 54), con más sus peones choferes que trabajan en horarios repartidos, previamente acordados con el titular responsable del coche”.
“De ese universo de conductores, existen algunos pocos que utilizan los vehículos para distribuir -y hasta vender- sustancias tóxicas penadas por la ley nacional de estupefacientes, norma que protege la salubridad pública”.
El modus operandi
Consiste en llevar pasajeros “portadores de drogas ilegales, haciendo un recorrido por distintos puntos de la localidad, con agenda previamente cargada de los clientes compradores de tóxicos, en diferentes domicilios que son indicados al conductor, quien detiene su marcha en cada uno de los lugares donde desciende el “dealer” -coloquialmente denominado “transa”- y entrega al consumidor la sustancia previamente requerida mediante mensajería electrónica; siendo una transacción que no demanda más de 3 minutos promedio, toda vez que la operación se hace rápido porque el adicto o comprador está esperando la llegada del taxi con dinero en mano”.
“Entregada la droga, realizada la venta, el transa o vendedor sube nuevamente al vehículo e indica al taxista el próximo domicilio a dónde ir, para así continuar su marcha y distribución por distintos lugares, haciendo de esta forma paradas momentáneas que no demoran más del tiempo arriba indicado”.
Algunas veces “el transa le indica al conductor del taxi quedarse en una esquina, para no delatar con la presencia del “coche blanco” la casa en dónde se deja la droga, máxime teniendo en consideración que del domicilio no egresa ninguna persona para subir al coche”.
“La mecánica de este tipo de distribución de drogas se realiza todos los días, mayormente en horarios tarde/noche, con diferentes transas que, por la confianza que se genera en un vínculo que se repite en cada viaje, buscan siempre a los mismos taxistas para transportar y llevar las drogas a quienes esperan recibirlas; generándose así una sociedad ilícita, tácita, no reconocida en un principio, pero sí afianzada con el paso del tiempo”.
En la denuncia se aclara que “a veces ocurre que el propietario del taxi, titular de la licencia, no sabe lo que hace el chofer; dándose casos que el empleado distribuye los estupefacientes sin conocimiento del responsable del vehículo”.
En otros casos “son los mismos taxistas dedicados al narcomenudeo quienes -directamente- hacen los “viajes narco”; es decir, sin pasajeros; saliendo de la parada “vacío” con destino al lugar de solicitud, a donde se arriba también “vacío”, y regresando a la cola de la parada, sin importar la posición en la cual quede a su regreso; pues la rentabilidad del negocio clandestino supera en creces las ganancias que perciben la gran mayoría de los taxistas honestos que esperan pacientes la subida de pasajeros”.
El vecino en la denuncia se ofrece a dar testimonio y da nombres de personas involucradas, mientras que el abogado solicita para su cliente custodia policial por razones de seguridad.