Sr. Director:
El pueblo ha quedado inmerso en una alarmante situación de consumo, venta y distribución de drogas ilícitas de todo tipo, que enferman y matan a nuestros jóvenes, siendo responsables primeros los administradores del estado, infieles al cargo que la sociedad les ha confiado.
Las drogas ya no solo se comercializan en cercanías de las escuelas y colegios, sino que también han ingresado bien adentro de los establecimientos educativos, llegando hasta los baños y contando, algunas veces, con la complicidad de profesores y autoridades cruzados por la adicción, que predican sobre un programa envenenador promocionado por el estado neuquino denominado “consumo cuidado”, relativizando en las aulas públicas sobre los peligros de drogarse, alentando a las víctimas del narcomenudeo que, tomada la decisión de ingesta, la intoxicación sea paulatina y con sustancias “de calidad” en lo posible.
Pero no solamente los narcos y las autoridades ausentes -invisibles en sus deberes- atacan a los alumnos de esta localidad, pues se venden en Villa la Angostura sustancias prohibidas por ley 23.737 como si fueran pizzas o empanadas, a plena vista, de día y de noche, con repartos a domicilio a todo aquel que las quiera comprar; y hasta hacen precio por cantidad.
Entre el menú que se ofrece a la carta, publicitado sin reparos por la red social Telegram -aplicación de uso gratuito al alcance de cualquier ciudadano con teléfono celular- tenemos flores de marihuana de distintas clases; cocaína de alta pureza fraccionada en polvo u ofrecida en piedras o ladrillos; ácidos; metanfetaminas; hongos alucinógenos; fármacos depresores del sistema nervioso central; entre otras sustancias fáciles de adquirir por cualquier adulto o adolescente que tenga dinero suficiente. Y si no hay plata para pagar, el transa no tiene problema en fiar, porque sabe que tiene al cliente asegurado volviéndolo adicto, quien de a poco ingresará al mundo del delito para saldar sus deudas, acudiendo a los robos que se incrementan cada vez más; y en algunas veces, asociándose en la distribución al menudeo, expandiendo el negocio mortal en un ciclo que no se detiene y que crece incesante ante un estado inútil de respuesta.
Trabajadores que ya no trabajan y alumnos que ya no estudian; patriotas que ya no son, por enfermedad creada a voluntad de los invasores que vienen por nuestros recursos naturales; en esta nueva forma de guerrilla, más silenciosa y destructiva, sin la pólvora de antaño, dando paso al polvo blanco que es más eficaz que cualquier metralla subversiva.
Esto que pasa ahora, no es nuevo; hace años que ocurre aquí. Sí deviene extraño que pareciera que no hay seguridad, cuando, paradójicamente, tendríamos que ser el poblado más seguro de toda la provincia, por la favorable y atípica ecuación de pocos habitantes vigilados nada menos que por tres fuerzas del orden garantes de la seguridad de la población, como son Policía, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval; todas instituciones con leyes orgánicas que les habilitan para actuar de oficio y de inmediato frente a un peligroso enemigo común que es el narcotráfico, que ya supera en creces la capacidad de los muy escasos recursos que posee la Policía local.
Para que suceda todo esto, lógicamente, hay una sola explicación, cual es la corrupción que se ha enquistado en los engranajes públicos, en cada uno de los tres poderes del estado neuquino; dando paso a un narcoestado con funcionarios complacientes traidores a la Patria; jefaturas que miran para otro lado, que prefieren no actuar sabiendo lo que sucede, y que, en algunos casos, no pasarían un simple testeo de enriquecimiento ilícito -tampoco de salubridad- con una denuncia que invierte la carga de la prueba, debiendo el denunciado justificar legalmente la magnitud de su patrimonio.
Distintas pueden ser -y son- las razones para la omisión de la actividad debida, pero todas justificadas desde la corrupción, cual es definida, en términos generales, a una conducta que se aparta de la normativa vigente o que se cree vigente en un contexto determinado, y cuya motivación es el beneficio particular. Los elementos de la corruptela son la violación de un deber, la contradicción de intereses, la obtención de un beneficio económico o de otra índole que no podría obtenerse cumpliendo la norma de deber, y el ocultamiento del acto indebido.
Que se vendan drogas ilícitas potencialmente letales, ya con total naturalidad y hasta se promocionen éstas en redes sociales con servicios de delibery clandestinos en uno de los lugares más importantes de la Patagonia Argentina, visitado por millares de turistas, es sintomatología de una sociedad que ha enfermado, que yace inmersa en una narcocultura construida sistemáticamente desde el fomento de la desaparición de los valores del orden y la moral, que estamos padeciendo en el marco de sucesivas direcciones políticas emanadas de una administración nacional que tiene lazos fraternales con dictadores de narcoestados latinoamericanos y afinidad ideológica con terroristas internos y externos, apoyados por tradicionales caudillos populares locales que se turnan obsecuentes para la ocasión, posicionados temporalmente en la creencia de dueños del poder, de los recursos, de la propiedad privada, de la salud y la vida de las personas que han traicionado permitiendo la descomunal avanzada narco, la violencia indígena, y el deliberado debilitamiento de las fuerzas armadas y de seguridad que debieran cuidarnos.-
Abog. Cristian Hugo Pettorosso
Matr. 2248, C.A.P.N; T°XLVIII, F°208, C.A.L.P; T°600, F°816, C.F.A.L.P.; Tº97, Fº387, C.P.A.C.F.
cel. 221 498 3076