Crisis habitacional: La otra Angostura

Viviana Arroyo hace 8 meses que vive en una carpa en pleno barrio Norte y no encuentra alquiler porque se quedó sin trabajo. Aseguró que tanto el municipio como Desarrollo Social no pudieron darle ninguna respuesta. Pide si vecinos pueden donarle una lona para pasar el invierno, pues el nylon que cubre sus pocas cosas que le quedaron, se le llueve.

 

La crisis habitacional en Villa la Angostura es un problema que lejos de solucionarse, se agrava con el pasar de los días.

El haber flexibilizado la inscripción para viviendas y utilizarlas como alquiler turístico (ATT) desató esta crisis al volcarse los propietarios masivamente a esta explotación turística, dejando a decenas de familias que tenían un alquiler permanente literalmente en la calle.

Tal es el caso de Viviana Arroyo, quien hace 8 meses que vive en condiciones sumamente precarias en una carpa de nylon, con muy pocas cosas personales, al solo tener un espacio para dormir y otro muy reducido donde cocinarse y poder estar durante el día.

En declaraciones a LA ANGOSTURA DIGITAL Viviana explicó “yo alquilaba en la calle Chumuy, pero ahí decidieron que las habitaciones serían solo para hombres, así que desde ahí comencé a buscar un alquiler, algo que me fue imposible de solucionar. No hay un alquiler en toda Villa la Angostura”.

Desde diciembre del año pasado, y al no tener otra opción, empezó a vivir en una precaria carpa construida con nylon, algo sumamente rudimentario que no impide el ingreso del frío y el agua, cuando se producen lluvias torrenciales como las de esta semana.

“Vinieron a verme de Desarrollo Social y también vino Carlos Stadlin, del gobierno, pero me explicó que tenía muchas familias en esta situación y que la prioridad era con aquellas familias que son nativas de esta localidad”, explicó Viviana.

Dijo que “estuve trabajando en una confitería de la avenida Arrayanes, pero ahora estoy sin trabajo. Con lo que me pagaron me queda para dos meses como para comer o comprar leña, pero solo eso…”

La mujer, que tiene su carpa instalada en la calle Confluencia al 400 en el barrio Norte, reconoció que tiene familia en el mismo barrio “pero estamos distanciados, no me dejan ni pisar la vereda. El otro día quise colgar ropa para secar en su patio y mi yerno me corrió, me dijo que tengo prohibida la entrada”

“Solo pido que, si algún vecino solidario me pudiera alcanzar alguna lona gruesa, como para poner sobre el nylon, se vienen las nevadas y no creo que el nylon me aguante, además que me entra mucho frío y agua por los huecos que me quedan”, reconoció.

Sin trabajo y sin ayuda del Estado, Viviana solo espera de una mano solidaria que al menos le pueda ofrecer un techo, para poder sobrellevar una vida más digna en este paraíso de la inversión y del progreso, pero que no otorga los mismos beneficios para todos sus habitantes.

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