Con la denominada “Conquista del Desierto”, tras el arrinconamiento de los pueblos que habitaban la región y el movimiento de población proveniente de Chile, de provincias argentinas y en menor cantidad de países de ultramar, se instituye un proceso histórico con nuevos asentamientos humanos en el territorio neuquino.
Antes de la ocupación militar, las actividades económicas y los asentamientos existentes conformaban un área vinculada a ciudades y puertos chilenos y, por lo tanto, la densidad de ocupación en el territorio se relacionaba estrechamente con la demanda de ese espacio urbano. Las actividades predominantes en las primeras etapas del periodo territoriano – ganadería y explotación aurífera – se estructuraban entonces en función del mercado transandino. Esto perfiló peculiares modalidades de asentamientos en la zona cordillerana.
En la Confluencia el ferrocarril y las obras de riego permitieron el desarrollo de la agricultura intensiva. A esto se sumó la explotación de yacimientos petrolíferos. Estas actividades productivas actuaron como factores importantes de localización de población en las áreas de meseta y en los valles de los ríos Limay y Neuquén, desde las primeras décadas del siglo pasado. En este contexto, hubo pueblos que nacieron espontáneamente mientras otros surgieron por decreto; algunos con promisorio comienzo quedaron rezagados y otros experimentaron un crecimiento vertiginoso.
Foto: Primera Comisaría de Junín de los Andes. 1905
Avance del Ejército y del Estado nacional
Desde 1883, finalizada la construcción del Fuerte Junín, sobre la base del puesto militar se fue delineando el trazado de las bases de un pueblo con su plaza, sus solares, quintas y chacras que atraerá a los nuevos pobladores. Esto condujo a que en 1890 se instalara el Registro Civil, el Juzgado de Paz y la Comisaría departamental. Dos años después se estableció la Misión Salesiana y posteriormente en 1894 se constituyó el primer Concejo Municipal. La situación particular de asiento de autoridades militares desde 1937 estimuló las actividades comerciales y sociales.
Si bien la Municipalidad había sido creada en 1945 por decreto, sólo en 1952 se conformó el primer Concejo Municipal de acuerdo con las elecciones realizadas el año anterior. La ganadería (actividad que le posibilitó desde la década del ’40 tener el asiento de la Sociedad Rural), la industria (en particular la pecuaria) y el turismo (centrado en actividades deportivas tales como la pesca y la caza mayor en el paisaje andino) constituyeron y aún hoy siguen siendo importantes fuentes de riqueza y dinamismo de la ciudad.
En la unión del río Curileuvú con el Neuquén se erigió el fuerte de avanzada Cuarta División, que dio origen al pueblo de Chos Malal, fundado en 1887 por el coronel Manuel J. Olascoaga, primer gobernador territoriano. Un año más tarde, por decreto del Poder Ejecutivo será la sede de la capital del territorio nacional hasta su traslado en 1904 al vértice de la confluencia. Este hecho político-institucional colocó a la población en una senda de letargo difícil de revertir.
Ubicada en el norte del espacio neuquino y con un paisaje agreste requerirá del mejoramiento de las rutas y de la construcción del puente carretero después de la provincialización para salir del estado de aislamiento. Cabe destacar las acciones que, a comienzos del siglo XX, llevaron adelante los educadores radicados en Chos Malal para formar la Asociación de Maestros Nacionales del Neuquén, institución destinada a promover el mejoramiento de la educación en el ámbito local.
Foto: Procesión en Chos Malal en las primeras décadas del Siglo XX
Otros pueblos surgidos a partir del accionar del Ejército Argentino para consolidar las tierras «ganadas a la población mapuche» e integrarlas al patrimonio del Estado nacional fueron Las Lajas, fundado en 1897, y San Martín de los Andes, en 1898. En la primera, la instalación de los Regimientos 3 y 9 de Caballería contribuyó al crecimiento paulatino de un poblado, que tendrá Juzgado de Paz, Comisaría departamental, Oficinas de Correos y de Receptoría de Aduanas.
En 1924 tuvo su primera Comisión de Fomento. San Martín se ubica en el este, muy próximo a la frontera con Chile y vértice de convergencia de importantes caminos que la comunican con la capital provincial y la zona andina de Río Negro.
Durante la primera década del siglo XX se crearon la Oficina Postal, el Juzgado de Paz y el Registro Civil. El desarrollo alcanzado por esta población cordillerana en la década del treinta -2.366 habitantes según el censo nacional de 1947- se tradujo en la apertura de la Sala de Primeros Auxilios (1934) y las oficinas de la Receptoría de la Dirección General de Aduanas. A las principales actividades económicas -la ganadería y la industria maderera-, tempranamente se le incorporó por sus bellezas naturales el turismo.
Foto: Vista Parcial Hotel Lacar y Av. San Martín (1940) – San Martín de los Andes – Colección: García Coni
El remate público, el tren y las obras de riego
La llegada del Ferrocarril Sur desde Bahía Blanca a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén y su posterior habilitación en 1902, activó la zona aledaña a la estación. El escenario geográfico contaba con asentamientos de pobladores -mayoritariamente provenientes de Carmen de Patagones (provincia de Buenos Aires)- que iban formando núcleos en ambas márgenes del río Neuquén, por ejemplo, el paraje La Confluencia.
La concreción de la punta de rieles hizo que este espacio se constituyera en centro del comercio de los territorios de Río Negro y Neuquén. Allí llegaban en carretas, en tropillas y en arreos de mulas, los frutos del país como cueros, pieles y lanas, que dinamizaba el sector urbanizado al sur de la estación, denominado «el bajo».
“El alto”, al norte del canal de riego que corría a lo largo de las calles San Martín e Independencia, no era de fácil tránsito por los inmensos médanos que se formaban y se modificaban permanentemente debido al fuerte viento. Hacia 1904, 800 vecinos, cifra que duplicaba a los 432 habitantes de 1902/1903, festejaron durante los actos públicos el traslado de la capital. Desde sus orígenes esta ciudad duplicará de manera constante la población, situación que le otorga una fisonomía particular de tendencia a la concentración demográfica.
Foto: Neuquén Capital – Década del ‘20
Las tierras donde se instalaron los pueblos de Neuquén, Centenario, Plottier y Senillosa, estaban despobladas hasta el remate público de 1885, cuando fueron clasificadas como aptas para pastoreo a pesar de incluir tierras fértiles para el cultivo. Según Molins (1919), la “zona colónica” se emplazaba en los alrededores de la capital, con pequeños agricultores instalados en las colonias Bouquet Roldán, Nueva España y Valentina, tras el impulso dado por la realización de obras de riego que se iniciaron en la década del ‘10. Allí la producción hortícola fue dominante para el consumo familiar y la venta local entre los vecinos del área, complementando la producción de las quintas.
Desde 1910 comenzó en Neuquén la expansión de la planta urbana -2.000 habitantes- otorgándole una fisonomía particular con relación a otros pueblos del Alto Valle.
La zona norte -el alto- se tornó residencial y administrativa con la instalación de las oficinas públicas nacionales y municipales: la gobernación del territorio -Chateaux Gris-, el Juzgado Letrado, el Departamento de Policía, el Banco de la Nación Argentina (1905), el Distrito Militar, la cárcel, la Municipalidad, la Escuela nº 2, además de la construcción de la modesta iglesia católica y de las instituciones tanto culturales como de ayuda mutua: el Club Social, la Asociación Española de Socorros Mutuos, la Sociedad Italiana, y un salón Teatro.
AI sur de la playa ferroviaria «el bajo»- se formó el barrio comercial, representado por una farmacia, un hotel de primera categoría, casas de comida y hospedaje, casas de «ramos generales», proveeduría, panadería, etc.
Por ser capital de territorio, Neuquén fue elegida por el poder central para la instalación de los bancos nacionales como el Banco Hipotecario, que atendía las demandas del servicio de localidades rionegrinas, aunque existía una sucursal en Viedma. En 1924 se convirtió en cabecera del Distrito 22 de Correos y Telégrafos con jurisdicción no sólo sobre el propio territorio sino sobre el oeste de Chubut y parte de La Pampa. Este edificio conjuntamente con las instalaciones de la Asistencia Pública eran los únicos organismos públicos que estaban ubicados en «el bajo».
En 1940 se inauguró el hospital local, hoy Hospital Provincial Dr. Eduardo Castro Rendón.
La habilitación del puente carretero sobre el río Neuquén en 1937 dinamizó la comunicación territoriana, particularmente con el Alto Valle. El traslado de la Sexta División del Ejército en 1941 sumado al establecimiento de la sede de la XII Agrupación de la Gendarmería Nacional convirtió a la ciudad en un importante centro militar. Ello constituyó un factor coadyuvante de cambios y de radicación de población evidenciándose en los datos que arroja el censo de 1947: 7.498 habitantes.
Por algunos años la ciudad continuó siendo periférica en el Alto Valle con relación a la actividad agroindustrial; no obstante, la condición de capital, tras la creación de la provincia, revirtió esa situación. La creciente burocratización administrativa absorbió a gran parte de los egresados de la escuela media que comenzó a funcionar en 1943.
Foto: San Martín de los Andes. 1929.
En 1907 el doctor Alberto Plottier y su hermano adquirieron una vasta extensión de tierras en una zona ubicada entre la estación Neuquén y la extensión de vías férreas a Zapala y levantaron su establecimiento agrícola Los Canales. Posteriormente, en los lotes que eran de su propiedad se fundó oficialmente en 1932 el pueblo, siendo Plottier su primer intendente. Tras su muerte dicha explotación fue fraccionada y vendida.
Sin embargo, el pueblo no tuvo una existencia real hasta después de la provincialización pues no cumplía con los requerimientos de la Ley 1532. Al oeste de esta colonia, encontramos hoy la ciudad de Senillosa: en 1899 el presidente Julio A. Roca firmó el decreto otorgando esas tierras a Pastor y Felipe Senillosa. Estos, al igual que los posteriores compradores fueron propietarios absentistas. Los hermanos Rosa, últimos compradores, decidieron fraccionarla y asi, sólo a principios de la década del ‘50 comenzó un lento poblamiento.
Una mención destacada merece la colonia Centenario, creada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional en 1922. En principio se denominó Sayhueque y se dedicaba a la cría de ganado ovino y caprino. Cuando culminaron las obras del dique Neuquén se realizó la colonización de las tierras y a las familias que se habían radicado se le sumaron trabajadores del dique. En la década del treinta había numerosas hectáreas de viñas y frutales. Con el transcurrir del tiempo las plantaciones de manzana se convirtieron en la base de su economía.
Con la llegada del ferrocarril como punta de riel a la región precordillerana (1913), en la que se había iniciado el desarrollo de la actividad ganadera con establecimiento de estancias, comenzó un loteo de tierras a cargo del ingeniero Ricardo Richard, que dio origen a la ciudad de Zapala, convertida en poco tiempo en un importante núcleo comercial. Su ubicación en el centro del espacio neuquino, le otorgó una posición favorable como lugar de tránsito tanto para el transporte de mercancías como para las actividades mineras y forestales del interior.
En 1918 se conformó la primera Comisión de Fomento y posteriormente, en 1927, ante el crecimiento poblacional registrado (Censo 1920: 1.817 habitantes) se creó el Municipio y con él las inquietudes por ser la capital. En transcurrir del año I923 el periódico «La voz del Territorio» desplegó una campaña a favor de la capitalización del territorio en Zapala.
Para ello argumentaba que se trataba del centro geográfico territoriano y que constituía un emporio comercial. En los últimos tramos de esta etapa se dieron respuesta a las necesidades en salud y en educación. A fines de la década del treinta se fundó el Hospital Rural Regional. Posteriormente comenzó a funcionar la iglesia parroquial (1946) y en 1951 se creó la escuela Normal Regional.
La instalación del IV de Caballería en Covunco Centro atrajo a militares y profesionales hacia Zapala, donde se abastecían, dinamizando así el comercio e imprimiendo una importante transformación a la ciudad. Evidentemente, en toda la etapa territoriana, la fuerte presencia del Ejército imprimió un sello particular al poblamiento y a la urbanización de numerosas localidades neuquinas.
Hotel Zapala. 1920
La atracción ejercida por la explotación del «oro negro»
En 1918, como consecuencia del descubrimiento del petróleo, se estableció un nuevo asentamiento poblacional en el interior del territorio: Plaza Huincul, convirtiéndose rápidamente en un polo de atracción para la mano de obra desocupada de la región y de la provincia de Buenos Aires y del territorio pampeano. Muchos de los operarios encontraron viviendas con todos los servicios en los campamentos de YPF, Standard Oil y otras compañías.
Pero, muchos otros debieron asentarse ilegalmente en el «octógono fiscal», levantando ranchos de adobe con techos de paja o bien refugiándose en los cañadones. Al ser desalojados a principios de la década del ’30, se instalaron más allá de la línea en el denominado «Barrio Peligroso» (Cutral Co).
Foto: Plaza Huincul – Avenida San Martín. 1924.
Desde esos momentos la vida de ambas localidades se encontró estrechamente vinculada. Como sede de la Administración local de YPF, Plaza Huincul contó en pocos años con Oficina de Correos, sucursal del Banco Nación, Registro Civil, sanatorio y cine instalados por la empresa; mientras tanto, los habitantes de Cutral Co enfrentaban serias necesidades. Sin embargo, su población aumentaba ante las perspectivas que abría la explotación petrolífera y se multiplicaban los comercios.
En la década del ’40 Cutral Co (3.790 habitantes) aventajaba a su vecina (Plaza Huincul: 2.662) tanto en población como en movimiento comercial. La puesta en marcha de la explotación en Challacó (1941) alejó el peligro del levantamiento de la Administración de YPF y estimuló el establecimiento de población en ese lugar, estación de Ferrocarril del Sud desde 1914.
En las proximidades de Plaza Huincul se encontraban campamentos de la empresa Esso, que también se caracterizaban por los servicios que brindaban a sus pobladores. Entre ellos debemos mencionar a la Villa del Libertador General San Martín, que llegó a contar con autoridades propias.
Fundación de Cutral Co. 1933
Cabe destacar que Plaza Huincul se manejaba con las reglamentaciones de la empresa estatal, careciendo de gobierno municipal. Los reclamos realizados por los vecinos para que se convirtiera en pueblo libre no tuvieron resultados positivos en este período. Por su parte, en Cutral Co se conformó en primera instancia una Comisión de Fomento (1936) y en 1952 se instaló el primer Concejo Municipal, concretando la municipalización prevista en 1945.
Por lo expuesto, podemos afirmar que el espacio neuquino, área marginal en el periodo 1884-1955, tuvo un proceso de asentamiento humano caracterizado por el paulatino despoblamiento del noroeste y el crecimiento del área de la Confluencia, a partir de acciones del poder central y de la reorientación de algunas actividades económicas. A esto se sumó el papel insignificante de la inmigración de ultramar hasta la posguerra -con relación al Alto Valle- y el retroceso relativo de la inmigración chilena, que explicarían la pérdida de la participación de la población del Territorio del Neuquén en la norpatagonia.
- Extraído de: El pulso del Viento (Historia de Neuquén) – Fascículo 6, publicado en el año 2001 como suplemento del diario La Mañana del Sur. Autores: Graciela Elvira Iuorno y María Susana Palacios.
Fuente: Publicación Más Neuquén (www.masneuquen.com)