Según se ventiló de fuentes inobjetables, el profesor de nivel secundario Sebastián Horacio Sarlinga hizo recientemente una presentación ante autoridades judiciales, denunciándose asimismo por abuso sexual y también, de paridad, para que se investigue a todo el personal docente y directivos del Colegio CPEM 68 de Villa la Angostura.
Efectivamente, el docente Sebastián Sarlinga se imputo él mismo un delito por el que se lo acusaba públicamente en medios de prensa desde hace años, pidiendo se lo investigue penalmente y que también se haga lo propio con el cuerpo docente de dicho establecimiento escolar.
Como se recordará, distintas organizaciones hicieran públicos comunicados donde mencionaban que el profesor habría acosado y abusado sexualmente de alumnas, lo que movilizara marchas y expresiones de repudio generalizadas por parte de padres, alumnos y también algunos docentes.
Se supo, el denunciante esgrimiera ante las oficinas de la fiscalía judicial que ha sido injustamente agraviado todos estos años, y que cada vez que pretende retornar a las aulas a dar clases, aparecen algunos miembros del ámbito escolar expresándose contrarios a su reincorporación laboral.
Trascendió que en la denuncia criminal impulsada por Sarlinga, éste también pide que se arbitren los medios necesarios para que la justicia identifique a los responsables de las acusaciones que recibiera, en tanto -según sostuvo- las ignominias que fueran publicitadas en redes sociales y diarios le habrían causado importantes daños y perjuicios.
Por su parte, consultado el abogado Cristian Hugo Pettorosso, quien actúa como patrocinante del denunciante, se supieran más detalles de esta singular presentación.
En efecto, dijo el letrado que su cliente “es inocente, víctima de todas las pestilencias y barbaridades que se han dicho sobre él”; agregando Pettorosso que “este pedido de ser investigado, donde Sarlinga se autodenuncia penalmente, obedece a que nunca en todos estos años fue denunciado por absolutamente nadie, ni siquiera por los docentes y directivos escolares, siendo los encargados primeros en la grilla de responsabilidades de poner en inmediato conocimiento, mínimamente, a la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes lo que habría estado pasando puertas adentro del establecimiento educativo”.
El abogado fue más preciso, y señaló que “dicha omisión de cumplir con el deber de denunciar por parte de las autoridades educativas, conforme establece imperativamente la ley 2302, de mi criterio, no tiene otra explicación que el convencimiento de la inexistencia de los hechos que se le atribuyeran injustamente al profesor Sarlinga. Resultaba, pues, un deber denunciar judicialmente y jamás nadie expresó nada al respecto, lo cual conlleva a considerar que todo ha sido una enorme mentira sostenida en el tiempo”.
Continuó Pettorosso “han sido acusaciones falsas y dañinas movilizadas por sectores acostumbrados a agraviar desde las sombras, mediante la utilización de nombres de organizaciones de féminas que nadie sabe quiénes las integran, que carecen de personería jurídica, de domicilio legal y hasta de teléfono de contacto, pues no existen, lo cual asegura a las ofensoras gozar de impunidad al calumniar de la forma que se lo hicieron, clandestinamente”.
Por otro lado, Pettorosso indicó “Ante la llamativa ausencia de denuncias judiciales en tantos calendarios que han pasado, es el propio sospechado, mi asistido, quien pide que se investigue todo, tanto a él como al personal docente y autoridades educativas que habiendo tomado conocimiento de hechos que merecían ser canalizados en la justicia, incumplieran con el deber de denunciar lo que supuestamente sabían, lo que mueve a pensar en un ilícito que merece ser averiguado al igual que la identidad de las personas que se esconden detrás de nombres de fantasías para calumniar, evitando así pasar por tribunales”.
“Haremos más presentaciones con las evidencias que tenemos, pediremos algunas medidas, y a su turno, debidamente identificados que sean los agresores, deberán rendir cuentas por el cuantioso daño que se ha causado al profesor Sebastián Sarlinga”, concluyó el letrado.