Durante dos décadas, Villa Pehuenia Moquehue, es escenario de la Paella Gigante. Este plato emblemático de la cocina española, adaptado al contexto local, se ha convertido en el símbolo de la identidad culinaria de la región. Se sirvieron más de 900 porciones.
Disfrutaron residentes y turistas de diferentes puntos del País y de Chile. 98% de reservas para este fin de semana largo de Semana Santa en Villa Pehuenia Moquehue.
Villa Pehuenia Moquehue se convirtió en el epicentro de una deliciosa tradición culinaria este fin de semana santo. Con la llegada del otoño y el encanto de Semana Santa en el aire, más de 900 personas se congregaron para saborear la ya icónica Paella Gigante, un evento que ha deleitado a los visitantes durante más de dos décadas en esta Aldea de Montaña.
Desde diferentes puntos de la provincia, del país e incluso de Chile, los entusiastas de la buena comida se unieron para disfrutar de la preparación y degustación de este manjar. La actividad comenzó temprano en el predio de la Biblioteca Popular Maestro Galeano, donde los miembros de los Bomberos Voluntarios encendieron los fuegos y dieron inicio a la elaboración de la monumental paella.
Con una larga historia que se remonta al año 2002, esta Paella Gigante ha sido elaborada por diversos establecimientos e instituciones a lo largo de los años. Sin embargo, en los últimos tiempos, el Club Deportivo, Cultural y Social, junto con la Asociación de Bomberos Voluntarios, han llevado las riendas de esta tradición gastronómica.
Paella Gigante…así fue:
A partir de las 7 de la mañana, comenzaron los movimientos en el predio de la Biblioteca Popular Maestro Galeano para encender los fuegos, tarea de la que se encargan los miembros de Bomberos Voluntarios de la localidad. Ya el día anterior, la tarea fue instalar y limpiar la enorme paellera de acero.
Alrededor de las 10:00 horas, los cocineros encargados iniciaron el clásico ritual de arrojar los ingredientes al enorme disco de acero, el aceite, las cebollas, ajos, los morrones, zanahorias, puerro, que previamente habían sido cortados y reservados para su utilización, muchos y muchas fueron quienes colaboraron en este tarea. Y por supuesto, los mariscos, que para esta ocasión se utilizaron tubos de calamar, calamaretes, langostinos, camarones, mejillones, tentáculos de calamar, chipirones, almejas, anillas de Jibia y vieriras entre otros.
El arroz también tuvo su momento, porque se separó en bolsas individuales para poder repartir entre la gente que quiera arrojarlo según la tradición y la receta.
Los visitantes más entusiastas tuvieron la oportunidad de participar en la preparación, incorporando el arroz en un emocionante momento después de una cuenta regresiva.
A las 12:30 del mediodía, tal como estaba programado, se comenzaron a distribuir las primeras porciones de paella, cargadas con los sabores y aromas característicos de los mariscos frescos.