Nicolás Mazzola es uno de los artífices de recuperar esta historia, la primera tragedia de naufragio en el Nahuel Huapi. Logró encontrar, luego de varios años de investigación, este vapor que fue botado en 1892 y se hundió en 1907, y ahora presenta un libro y un documental.
Nicolás Nazzola, Lucas Bonfanti y Pablo Sigüenza son quienes invirtieron años en investigar hasta hallar los restos náufragos del vapor Helvecia. Ahora están presentando un film para explicar cómo fue este arduo trabajo para recuperar la historia de este vapor que se hundió en 1907.
Desde que tenía ocho años, Mazzolla recuerda la historia a través de Jorge Mogensen. “Hay muchos relatos que citan que iban de fiesta y de golpe explotó la caldera o se hablaba de que había sido arrastrado por una ola gigante, entonces el mito siempre estaba presente”.
Pero más allá de esas historias, el barco existió. “Mi familia también se dedicó a indagar qué había ocurrió en ese barco porque es el único dentro del lago que no se encontró”.
Fue por todo esto que le gustó la idea de contar la historia de ese Bariloche incipiente. “Estudié realización audiovisual así que muy de a poquito me fui organizando y hoy puedo decir que tengo un montón de gente que me acompaña para investigar y buscarlo de una manera lo más profesional posible”.
Esto implica tareas de buceo tanto en los archivos de la ciudad como en las aguas del Nahuel Huapi. “Primero había que buscar pruebas de que el Helvecia había existido para sacarlo de los mitos y leyendas”.
Como el barco tiene más de 100 años no se pudieron encontrar relatos o crónicas de la época que hablen del suceso. “Hace poco se sumó el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (agencia del Gobierno argentino dedicada a la preservación del patrimonio cultural y arqueológico nacional) para darnos una mano y buscar vestigios de este barco”.
Así fue que encontraron pruebas fehacientes de que el Helvecia existió. “Se lo trajo en 30 carretas y vinieron 60 personas para ensamblarlo”.
Con respecto a la versión de que habrían estado de festejo sobre la embarcación, Mazzola dijo: “Encontramos datos históricos que desmienten esto, en realidad fueron a trabajar, tuvieron la mala suerte de encontrarse con un clima muy complicado y se fueron a pique”.
Cómo fue el naufragio del “Helvecia”
Era una tarde tormentosa de 1907. El viento y la lluvia azotaban la pequeña aldea de montaña que en aquella época era el pueblo de San Carlos de Bariloche. Nadie imaginaba la tragedia.
El lago Nahuel Huapi estaba embravecido, olas gigantescas se levantaban en el espejo de agua más grande de la región. El temporal tomó por sorpresa al capitán Pacheco y a sus cuatro tripulantes quienes conducían el remolcador Helvecia desde Bariloche hacia Puerto Blest.
El Helvecia fue el primer barco vapor que se botó en la región de los lagos. Fue en el año 1892. Era una nave de casco metálico y de una eslora de 17 metros. La nave pertenecía a la Compañía Comercial y Ganadera Chile-Argentina de capitales alemanes.
Mientras estuvo en actividad el Helvecia –junto al vapor Cóndor, propiedad de la misma empresa- realizaba transporte de pasajeros y carga en el Nahuel Huapi. Especialmente en el trayecto Puerto Blest-Bariloche que era una parte del itinerario que realizaban los viajeros que quería cruzar la cordillera de los Andes por el paso internacional Pérez Rosales.
Pacheco, un hombre que conocía el lago como la palma de su mano, fue el capitán elegido por la Compañía Chile-Argentina para conducir al remolcador.
La tragedia
La tormenta sorprendió a Pacheco y al resto de la tripulación en el lago Nahuel Huapi, casi a la altura del kilómetro 4 de la Avenida Ezequiel Bustillo. El naufragio ocurrió posiblemente a unos 200 metros de la costa. El capitán se dio cuenta que, debido al tamaño de las olas, su nave podría zozobrar.
Las crónicas de época no dan cuenta si la nave estaba cargada o vacía pero lo cierto es que Pacheco, consciente del peligro, comenzó a hacer pitar el silbato para alertar sobre la grave situación del barco ya que las olas rompían sobre la cubierta inundándolo. Los otros tripulantes gritaban y agitaban sus brazos con signos de desesperación. Para aquella época únicamente la casa de la familia Pefaure se ubicaba en la zona de Melipal, frente al sitio del accidente, cerca del lugar donde hoy se encuentra la estación de servicio.
Solamente un chico, Guillermo Pefaure, fue el testigo del naufragio. Como si tratara de un cuento el pequeño vio como las olas hacían saltar a la embarcación. El menor grabó para siempre las imágenes de los marinos pidiendo ayuda y el sonido insistente del pito de la embarcación. Todo hasta que una gigantesca masa de agua la mandó a pique. Se trataba de la primera tragedia naval del lago Nahuel Huapi. Pacheco y los cuatro marineros murieron ahogados. Sus cuerpos no pudieron ser rescatados. El barco permanece hundido en el mismo sitio donde el destino hizo que concluyera su último viaje en el Nahuel Huapi.
El Progreso
El Helvecia también remolcaba balsas de troncos que resultaban de los emprendimientos forestales que se realizaban en la zona. El barco había sido traído parcialmente desarmado desde Chile, por el paso Pérez Rosales, y comenzó a navegar cuando faltaban 8 años para que comenzara el siglo XX. Todo un acontecimiento para Bariloche. De este modo el lago dejaba de ser un obstáculo para el transporte entre el sur de Argentina y Chile. Con la navegación a vapor se abrían nuevas posibilidades de comercio y los pasajeros podían viajar más cómodos.
Hasta esa época solamente los barcos a vela eran los que se utilizaban y se dependía de los vientos favorables para viajar. Transitar desde Bariloche hacia Chile o viceversa era una verdadera odisea y había que viajar a caballo y superar varios lagos cordilleranos. Para el trabajo forestal la llegada del Helvecia también acrecentaba las posibilidades de transportar con rapidez y seguridad las balsas de tronco que resultaban de las grandes explotaciones forestales que se realizaban en la zona.
En fin, el Helvecia significaba progreso y así lo entendían los pobladores que en aquélla época celebraron la llegada de la nave.
Fuente: Fundación Histamar