Son productoras de nueces, huerteras agroecológicas, apicultoras, artesanas de la platería, todas ellas participaron de la jornada organizada por la provincia en la cual se reconoció su labor y su protagonismo en el territorio.
Mujeres que trabajan cotidianamente en la ruralidad participaron días atrás del evento organizado por la provincia en el que se visibilizó y revalorizó su labor diaria para mantener viva una historia, una cultura y una fuerza que solo ellas tienen. Daniela, de Centenario, Gina, de San Martin, Nidia, Inés y Alicia -Grupo Plateras de la Comunidad Chiquilihuin- de Junín de los Andes y María, de Picún Leufú fueron reconocidas y premiadas por sus proyectos; y cada una de ellas contó cómo trabajan sus chacras y cómo aprendieron de sus ancestros lo que hoy mantienen y defienden como territorios productivos y patrimonio cultural.
“Para mí la mujer rural es la diversidad que habita este territorio, porque somos mujeres que producimos alimentos, mujeres que acompañamos a otras productoras, mujeres que cuidan, que están articulando políticas públicas, que educan”, enumeró Daniela Dietrich, tercera generación de familia productora de nueces de Centenario.
Daniela reconstruyó su historia familiar y la figura de su abuela, que había llegado de Yugoslavia, fue determinante para reflejar este presente: “Mi abuela llegó en la década del `40 a la zona, compró una chacra y era ella la que la llevaba adelante: firmaba los cheques, contrataba el personal, vendía la fruta”, eso fue lo que “me significó, fue ahí donde yo encontré ese vínculo que tengo hoy con la tierra”, relató.
Ella fue una de las 11 mujeres de la ruralidad neuquina que viajaron a Santa Fe para participar del 1° Foro Internacional “Género y Ruralidad” – Premios Lía Encalada- nombrado así en honor a la primera mujer ingeniera agrónoma egresada de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y abuela del actual ministro de Economía, Producción e Industria de la provincia, Guillermo Koenig. En dicho evento, realizado el 26 de octubre, conoció y compartió experiencias con otras neuquinas.
“En ese contacto directo que pude tener me quedó marcada la charla que tuvimos con Lucy, criancera del norte neuquino, donde ella me contaba que en el invierno tenía que salir a darles de comer a sus chivas, con las cuales elabora quesos, que luego comercializa; que es un oficio que aprendió de su abuela y de su mamá hace más de 40 años”, recordó y reflexionó lo que implica tener que “caminar cuando tiene un metro de nieve y salir todos los días a alimentarlas, porque son la fuente de sus ingresos y con ellos sostiene parte de las economías regionales, sigue apostando y ama lo que hace”.
De esta manera Dietrich subrayó que “lo más importante que nos toca a veces a las mujeres rurales es sostener la defensa de la tierra productiva que es la base de la soberanía alimentaria, porque en algún momento vamos a necesitar alimentos”. En este mismo sentido agregó “lo dice el gobernador, cuando el petróleo se termine, ¿dónde vamos a ir a buscar los alimentos? Bueno, acá los tenemos”.
Por su parte Gina González se emocionó ante el reconocimiento a su proyecto productivo el cual desarrolla junto a su abuela en el Barrio Intercultural, de San Martin de los Andes.
“Mi emprendimiento se llama Cobre Verde, es una tienda agroecológica de estación que incluye huerta y apicultura. La idea de tienda agroecológica de estación es de que no tenemos los mismos productos todo el año, sino de que tiene que ver con los ciclos y los momentos”, describió Gina y agregó: “Mi abuela es el corazón de la huerta y todo lo que es la producción hortícola. Sobre todo, lo referido a las plantas medicinales, donde sacamos tinturas madres y dulces”, Explicó que “la parte apícola, el trabajo con las abejas que se desarrolla más que nada en el verano, es muy apasionante también”.
González reconoció: “Me emocioné mucho porque la verdad esto viene de muchas generaciones atrás, mi tatarabuela era partera, mi bisabuelo era apicultor, entonces venimos de toda una familia del campo”, recordó y valoró “poder retomar yo, y encontrarme en esa forma en la ruralidad de San Martín de los Andes, que son los espacios que van quedando y recibir su sabiduría, es muy importante”.
Las ganadoras del proyecto asociativo del Grupo Plateras Comunidad Chiquilihuin de Junín de los Andes son Nidia Quilaleo, Inés Cayumir y Alicia Pereira. Hace 15 años se dedican al trabajo artesanal de la plata con fines ornamentales como aros, dijes, anillos, tupu mapuche, entre otros.
“Empezamos primero dos mujeres, después tres, llegamos a ser siete. Y bueno, con el correr de los años, quedamos nosotras tres. Las puertas están abiertas para los que quieran acercarse a integrar el grupo”, relató Nidia y expresó que “seguimos con esto para que la cultura nuestra no se pierda, para que siga viva y tratando de que hacer siempre cada trabajo mejor”.
El premio que recibieron por su proyecto colectivo será destinado a la comprar de herramientas e insumos. “Necesitábamos la pulidora, la lima, los martillos. Y después volver a comprar más chapas y sierras, que están carísimas”, enumeró Quilaleo.
Por su parte Alicia agradeció el premio y manifestó “estoy contenta, pero fue una sorpresa y no lo sabíamos”. Al respecto agregó “cuando nos dijeron, está la posibilidad de participar en forma individual o grupal y decidimos participar en forma grupal y probar suerte. Ganar así, de forma grupal, tiene más valor”.
Las tres integrantes del Grupo de Plateras dedicaron el reconocimiento a sus familias.
Por último, otra de las ganadoras del concurso fue María “Maru” Morales del paraje Villa Unión, El Sauce, de Picún Leufú. Ella es productora, trabajadora de la tierra y fabrica alimentos saludables.
“El trabajo nunca es fácil, siempre hay muchos contrapuntos que nos llevan a estar en un hilito fino de lo que pretendemos, de lo que deseamos, de lo que planificamos, pero con mucho esfuerzo se puede salir adelante y sumar siempre un poco más”, aseguró Morales.
Durante la jornada de premiación manifestó su agradecimiento “al gobierno que pone estas posibilidades para que nosotras seamos escuchadas, podamos visibilizar nuestros lugares, podamos reivindicarnos como mujer el trabajo en la ruralidad, porque no es solamente la que cultiva, la que cría, sino que en el ámbito de la ruralidad hay muchas otras mujeres más”, como las hay en mi comunidad. Y luego extendió el reconocimiento: “A mis padres, mi madre y principalmente a mi señor, Dios”.