Sr. Director:
Poco después del fin de la última glaciación, hace 10.000 años, el 57% de la tierra habitable del mundo estaba cubierta de bosques, esto equivale a 6.000 millones de hectáreas, hoy solo quedan 4.000 millones de hectáreas. En los milenios transcurridos desde entonces, la creciente demanda de tierras agrícolas ha significado la pérdida de un tercio de los bosques mundiales, una superficie igual a 3.5 veces de la República Argentina. La mitad de esta pérdida se produjo tan solo en el último siglo, según la FAO.
Los bosques son uno de los recursos más importantes del planeta. Pero el cambio climático global natural y/o acelerado debido al impacto de las actividades humanas en el balance químico y físico del planeta, plantean amenazas cada vez mayores.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), además de proporcionar alimentos, combustible, ingresos y puestos de trabajo, los bosques favorecen la fertilidad del suelo y proporcionan hábitats para la biodiversidad, incluidas las especies polinizadoras.
Los bosques también proporcionan medicinas y medios de subsistencia a 5.000 millones de personas y contribuyen a mitigar el calentamiento global al almacenar carbono. Sin embargo, hemos perdido el 10% de nuestros bosques en los últimos 30 años, por lo que es urgente que todos los países se comprometan a proteger lo que queda de ellos.
Protegen el agua dulce
Los bosques contribuyen reteniendo el agua, ofreciendo alimento y sombra al ganado, regulando las temperaturas y actuando como barreras naturales contra el viento para los cultivos, así como mejorando las precipitaciones para las necesidades agrícolas y contribuyen a mitigar el cambio climático antropogénico.
Las cuencas hidrográficas de los bosques suministran agua dulce a más del 85% de las principales ciudades del mundo.
Según la FAO, la gestión sostenible de los bosques tiene el potencial de mejorar la calidad del agua para más de 1.700 millones de personas en las grandes zonas urbanas, contribuyendo a su seguridad alimentaria e hídrica.
Bosques vulnerables a la corrupción
Se calcula que en 1914 existían en Argentina más de 100 millones de hectáreas de bosque nativo.
Argentina perdió casi el 20% del Bosque Atlántico o Selva Paranaense/ Misionera, eliminándose el 11 % de su vegetación nativa en los últimos 37 años, según MapBiomas Bosque Atlántico Trinacional 2.0
La deforestación en Argentina es una de las principales causas de degradación de ambientes, aumento de inundaciones y de pérdidas de biodiversidad. Según estimaciones de la FAO, la tasa de deforestación en Argentina es de un 0.8 % anual, una de las más altas de América del Sur. Las prácticas de estos sectores no incluyen técnicas de conservación y regeneración, por lo que su estrategia es talar y deforestar hasta agotar el recurso, publicado por Wikipedia.
A pesar de su importancia, hemos perdido el 10% de nuestros bosques en los últimos 30 años, lo que equivale a 37 campos de fútbol de bosque cada minuto desde 1990, según indicó la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés).
Un informe realizado en 2004 por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) estudió y publicó en detalle la devastación de los bosques naturales y el proceso de desertificación causados en el norte de la provincia de Santa Fe, principalmente por la acción de La Forestal.
La Forestal fue una compañía forestal de origen inglés con capitales franceses y alemanes agregados, iniciada en 1872 a raíz de un empréstito que la Argentina obtuvo con la empresa Murrieta, de Londres. La empresa llevó a la desastrosa explotación de 20.000 km2 de quebrachales, talando casi el 90% de los bosques. La empresa estaba instalada en el territorio comprendido entre el sur de la provincia del Chaco y el norte de la provincia de Santa Fe donde causó un proceso de desertificación y un daño ecológico calculado en 3.000 millones de dólares.
En Argentina, la deuda externa y la devaluación han actuado como variables macroeconómicas que impulsan la deforestación.
El martes 30 de abril de 2024 a las 2.40 de la mañana, de espaldas a la población, la Cámara de Diputados de Chaco impuso un nuevo Ordenamiento Territorial de Bosque, Ley 4.005-R publicada en el Boletín Oficial el 10 de Mayo de 2024, permitiendo arrasar miles de hectáreas de monte nativo. Sectores políticos y empresarios cerraron filas para avanzar con topadoras para más transgénicos y ganadería. Vulnerando leyes provinciales, nacionales y convenios internacionales, según informes de Colectivo Somos Monte Chaco.
La Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA), presentó una denuncia penal ante la Justicia Federal de Chaco, revelando un sofisticado mecanismo de corrupción que facilita la destrucción ilegal de los bosques nativos.
En 2023 ya se habían deforestado en Chaco más de 58.000 hectáreas de manera completamente ilegal.
Contrastando con esta política la provincia de Misiones en noviembre de 1999, aprobó por Ley Provincial 3.631, actualmente LEY XVI – N º 60, conocida como la ley del “Corredor Verde”, con el fin de planificar un mejor uso de la selva y apoyar proyectos de conservación y desarrollo rural sustentable, turismo ecológico, gestión ambiental, la retención de agua que asegure la selva en las laderas de montañas y colinas, y la restauración del bosque nativo.
Los bosques nativos originales de Córdoba representaban alrededor del 71,4% de la superficie provincial (12 millones de ha), actualmente los bosques sólo ocupan el 2,6 %.
Las principales causas que han provocado la pérdida del ecosistema del bosque nativo en esa provincia son: las presiones del negocio inmobiliario y el agronegocio que fomentan los desmontes para la producción agropecuaria, los incendios forestales, la tala para obtención de leña o madera, el sobrepastoreo, la invasión de especies exóticas, la caza y captura de fauna silvestre, la actividad minera y las urbanizaciones descontroladas, entre otras.
La Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal (CCPCJ por sus siglas en inglés), órgano normativo de las Naciones Unidas señaló que los bosques son vulnerables a la corrupción debido al inmenso valor económico de la tierra en los que crecen.
Por ejemplo, productos como el chocolate y el champú requieren aceite de palma para su producción. “Somos más de 8.000 millones de personas en el mundo. ¿Se imaginan cuánta tierra para plantaciones de aceite de palma se necesita para satisfacer la demanda de estos productos?”, dijo Daniela Sota Valdivia, especialista en anti-corrupción.
“Los delitos contra la vida silvestre constituyen un problema global, en el que la corrupción se ha identificado como uno de sus factores facilitadores”, agregó.
Desde los años 70, se han talado miles de kilómetros cuadrados de bosque tropical para crear espacio para las plantaciones de la palma de aceite.
Además las plantaciones de la palma de aceite impiden las tendencias migratorias de animales, fragmentando los bosques y exponiendo varias especies a la caza furtiva.
El cultivo de la palma de aceite, por lo tanto, implica la destrucción de un hábitat natural que es el hogar del 70% de las especies de plantas y animales de la tierra y del cual también dependen más de 500 millones de personas para su supervivencia y continuidad de sus tradiciones culturales . La industria de la palma se asocia incluso con el trabajo de menores.
Perdidas de bosques en Argentina
-Entre 1998 y 2022, se perdieron cerca de 7 millones de hectáreas de bosque nativo.
-En 2019 se deforestaron 81.000 hectáreas de bosque nativo.
-En 2021 se perdieron más de 200.000 hectáreas de bosque nativo.
-En 2022, se perdieron 212.000 hectáreas de bosque nativo, un 6% más que el año anterior.
-En 2024, se perdieron casi 150.000 hectáreas de bosque nativo en el norte de Argentina.
-El 75% de la desforestación en 2024 se concentran en estas cuatro provincias Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero.
La provincia de Santa Fe, no queda exenta del problema, se deforestaron más de 41.000 hectáreas en los últimos 25 años.
Conclusión
La deforestación produce pérdida de especies autóctonas y biodiversidad.
Las deforestaciones ilegales, contribuyen al deterioro de los suelos y al calentamiento global. Debe haber un control más estricto por parte del gobierno.
Se deben imponer planes de reforestación compensatoria por los daños ocasionados hacia el ambiente.
La motosierra y las topadoras ilegales avanzan contra los bosques nativos.
Los que talan ilegalmente y trafican la madera son delincuentes forestales según INTERPOL.
Norberto Ovando
* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)
Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Educación y Comunicación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)